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No. 179 Lunes 22 de diciembre de 2008

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ricardoLas casualidades suceden en un país como México. Mientras terminaba de leer Los intocables, el nuevo libro de Zepeda Patterson, de la temporada y secuencia de Los Amos de México, que fue todo un exitazo entre los que nos gusta la farándula y el chisme detrás de la política, llegó la sorpresa de que Jorge Mendoza, peón de TV Azteca en el Senado, cabildeó que se detuviera la nueva Ley de Instituciones Financieras en la Cámara de Diputados, porque resulta un peligro para los privilegios de los grandes bancos.

Denisse Dresser (Reforma, 15 de diciembre de 2008) denunciaba la impresionante capacidad de orquestar a la gran mayoría de los editorialistas financieros en contra de esta reforma, señalando incluso la obviedad con que repiten los argumentos y las frases unos y otros (sin mencionar nombres ni ejemplos, cabe aclarar). Y Javier Corral hace lo suyo (El Universal, 16 de diciembre de 2008) denunciando el triste papel que nuevamente están haciendo los legisladores ante la presión de los grupos de interés. La Ley Televisa en 2005-2006, ahora detener una ley anti Banco Azteca en 2008-2009.

Y bueno, les hablo de casualidades no por casualidad. El libro que les comento describe a una serie de brokers y malandrines que fácilmente podrían tener el papel protagónico de una película de gangsters de hace unas décadas. Personalidades atractivas, enorme poder, gran ambición, facilidad de palabra, sonrisa franca, tentáculos por todos los niveles del poder político y económico, complicidades con el crimen organizado, incluyendo redes de pederastia, impunidad al por mayor y un cinismo sin igual. Si a alguien no le gusta este perfil para su película de terror favorita, es que no sabe lo que es bueno en la industria cinematográfica. Zepeda Patterson, de la mano de un grupo de periodistas muy reconocidos, se da a la tarea de abrir closets escondidos a diestra y siniestra. El problema, me parece, es que la enorme mayoría de estos escándalos y personajes ya los conocíamos. Nada nuevo, pues. Sin embargo, ahí siguen, detentando el poder, burlándose de la justicia, llenándose la boca de botellas de coñac y con comilonas interminables pagadas con los impuestos de todos. Una descripción macabra y que provocaría escalofríos hasta al más insensible de los mortales. Pero éste es nuestro México. Así lo conocemos, hasta gusto nos da ser uno de los países más corruptos del mundo, o el más peligroso para los periodistas después de una nación en guerra desde hace casi seis años.

Si tengo que ser crítico diría que el libro no es una secuela. No logra la calidad del primero. Una de las situaciones que más me gustó de Los Amos de México fue su imparcialidad, su intento al menos por contar la historia desde todos los ángulos. En esta ocasión no, se van a la yugular desde el primer párrafo. Hay personajes que se lo tienen completamente merecido, pero hay otros que me queda una profunda duda. Sí, habremos quienes pensemos que José Luis Soberanes no ha sido el mejor defensor del pueblo que haya tenido la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pero de ahí a la descripción cuasicriminal que hace Lydia Cacho me causa escozor. También es el caso, por ejemplo, de Paty Chapoy, quien muchos podremos pensar que es un personaje infame de TV Azteca que se presta para las peores calumnias, pero ¿es intocable? No le veo mucho el caso. Para disculpa de esta situación queda la diferencia de que en Amos de México la mayoría de los personajes ahí descritos permitió entrevistas y cotejar la información presentada. Hubo defensoría de parte de los acusados. En el caso de los Intocables ni siquiera se preocuparon por responder a las reiteradas peticiones de entrevista. Esto sin embargo, no cambia el hecho de que en esta ocasión se olvidaron de esa parte que fue muy agradecida en el libro anterior.

La descripción de este México que hace Zepeda Patterson es lamentable. Lo más lamentable es que sería muy complicado encontrar a alguien que pueda negar lo ahí descrito. Abogados que trabajan para el PAN o panistas que trabajan para abogados que litigan contra el propio Estado, políticos que han crecido cómodamente a la sombra del crimen organizado, ya sea generándoles protección o haciéndose de la vista gorda, gobernadores que se han convertido de virreyes enviados por el presidente en auténticos caciques intocables en sus territorios, a lo que cabe agregar que urge desprender la dependencia que actualmente tienen los funcionarios que supuestamente controlan al gobernador: comisionados electorales, comisionados de derechos humanos, procuradores de justicia a nivel local o el mismo sistema de impartición de justicia, quienes son elegidos por los mismos legisladores que fueron puestos a su vez por las relaciones del gobernador y el partido.

Dice el coordinador de este trabajo que el principal objetivo de su libro es comenzar a desenmascarar a quienes viven en la total impunidad. Tristemente no lo logra, pues estos personajes nunca han utilizado máscaras. Sus rostros cínicos llenan las pantallas cada tercer día con un nuevo hecho vergonzoso [insertar el rostro de Salinas Pliego y Jorge Mendoza para el último caso]. Mientras, la justicia sigue dejándose para mejores tiempos.

Zepeda Patterson, Jorge (coord.). Los Intocables. Editorial  Planeta, 2008.

http://lasillaquevuela.blogspot.com

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