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- Cristal, la viuda, no obstante ser estadounidense, es malquerida por sus paisanos
- Necesita vivir en México, con “su familia” de Irámuco, y a ver si lo logra en este canasto de mentirosos
 Nosotros mismos, y lo peor de todo es que sin tener memoria de nosotros mismos y conciencia de dónde y para qué estamos, estamos volviendo al caos. Estamos retornando al ciudadano salvaje que no mira ni siquiera la punta de sus narices y menos se ve a sí mismo, y si no se ve a sí mismo, no se conoce a sí mismo, y no conoce ni reconoce a los demás como seres semejantes a nosotros y por ello está ausente de nuestras sociedades la solidaridad, la con-vivencia, la coma-unión, el amor desinteresado y nos estamos hundiendo en un egoísmo brutal que, si no despertamos, nos conducirá a la destrucción como individuos y como colectividad.
‘Alguien tiene que ayudarme’, clama la viuda de mexicano, reza un titular del periódico La Opinión de Los Angeles, que encabeza un despacho de la corresponsal de ese medio informativo en Ciudad de México, Gardenia Mendoza Aguilar, y que trata de una joven mujer, madre y viuda, Cristal Dillman, que cometió el "gravísimo error" de contraer nupcias, en Estados Unidos con un mexicano, de esos que son los que "van a contaminar" el ambiente aséptico en el que "viven" los gringos, y que fue asesinado a golpes por cuatro jóvenes anglosajones, el pasado 12 de julio en Shenandoah, estado de Pennsylvania.
Cristal le confiesa a Gardenia que no tiene miedo por ella, sino por sus hijos, porque ellos tienen sangre mexicana. Cristal Dillmanes una víctima más de la intolerancia racial en su país, pero no dejará de luchar hasta que logre su objetivo de sensibilizar a las autoridades mexicanas para que le permitan vivir legalmente aquí. Cuenta Gardenia, quien la entrevistó en Ciudad de México, que los ojos azules de Cristal se contraen y su rubio rostro hace muecas para evitar el llanto, cuando se pregunta cómo mantendrá a los dos hijos que procreó con su esposo Luis Eduardo Ramírez. Desde el día en que Luis Eduardo fue masacrado a mandarriazos, la rubia estadounidense clamó justicia, organizó marchas en las que levantó por los aires la bandera mexicana y buscó trabajo en esa pequeña localidad minera de apenas cinco mil habitantes (Shenandoah), que la vio crecer y donde conoció a su prematuramente extinto esposo.
Y es que Cristal considera a México como su patria, luego de ser excluida, condenada por sus coterráneos por haber contraído nupcias con un prieto mexicano. Ha decidido vivir aquí al lado de "de su familia" – nos cuenta Gardenia -: su suegra Elisa Zavala, en el bello Irámuco, comunidad localizada a 17 kilómetros al suroeste de la ciudad de Acámbaro en el estado de Guanajuato México a orillas de la hermosísima Laguna de Cuitzeo, que dicen los lugareños que extiende su espejo de agua en una superficie de alrededor de 80 kilómetros cuadrados y en donde los campesinos se pasan las noches capturando ranas cuyas patas las venden a los restaurantes de lujo de las ciudades cercanas y a precio de oro. Sin embargo, en su tierra natal – Shenandoah - nadie quiso contratar a Cristal para un trabajo con el que pudiese mantenerse ella y mantener a sus huérfanos, porque dicen los empleadores que no quieren problemas en sus negocios. Imagine, amigo lector, problemas con una pobre viuda que tiene que sacar adelante a sus pequeños, sola y su alma, porque le mataron al marido.
"Es horrible lo que me pasa en Shenandoah: me gritan groserías en la calle, dicen que me van a dar empleo y me citan sólo para humillarme recordando lo que pasó. También recibo amenazas por computadora", le contó la viuda a la corresponsal de La Opinión. Lo peor que le pasó a Cristal, porque hirió las más profundas fibras del corazón, fue cuando tocaron las ventanas de su casa y le dijeron a su hija que se fuera a 'su país'. Pero Cristal no ceja. No deja de luchar por quedarse a vivir en Irámuco, pueblo del que está tan enamorada como lo está ahora de la memoria de Luis Eduardo y de sus hijos y por ello se presentó en la Cámara de Diputados, en el marco de la II Jornada sobre Migración y Derechos Humanos, para exponer su caso y sensibilizar a las autoridades mexicana a que le permitan vivir en México legalmente.
Cuenta la reportera que Luis Eduardo Ramírez Zavala, de 25 años de edad, emigró a Estados Unidos en 2002, apenas culminó sus estudios de preparatoria. Cosechó fresas y otros frutos y luego trabajó en una fábrica, donde se empleó hasta que la paliza propinada por seis adolescentes le quitó la vida. La víctima caminaba acompañado de la hermana de Cristal, a quien acompañaba a casa, cuando los jóvenes gritaron insultos que el mexicano respondió antes de que le cayeran encima con bates de beisbol… Fue muerto el 14 de julio en el Centro Médico Geinsinger de Shenandoah y después de 11 días el cuerpo fue repatriado para recibir sepultura en el panteón de la comunidad de Irámuco. Por cierto, yo conozco Irámuco porque en ese pueblo se refugió mi amigo Rafael Castro López, veterano de las aventuras militares estadounidenses en Japón y Corea del Sur y periodista que, ya grande, estudió en la Escuela de Periodismo Carlos Septién García, junto con este columnista. Sólo que Rafa se dio cuenta muy pronto de que el periodismo en México no es democrático, sino que responde a los grandes intereses de los empresarios, dueños de los periódicos y medios electrónicos, que generalmente se meten de empresarios periodísticos para tener una "charola" (credencial, tarjeta de identidad o lo que sea) para facilitar la factura de sus grandes negocios.
En la Cámara de Diputados, el diputado José Jacques, de la Comisión de Población, Frontera y Asuntos Migratorios, comentó que apoyarán a la familia de Luis Eduardo. "Vamos a ayudarla para que pueda estar legalmente y con opciones de poder sobrevivir con un trabajo en México, porque hemos visto que en Estados Unidos no puede estar", comentó.
Veremos y diremos, porque en México, del dicho al hecho hay mucho trecho, como que vivimos en un país de mentirosos y la mentira se ha vuelto una filosofía de vida, como la hipocresía lo era en los países totalitarios del pasado.
De acuerdo con reportes de la policía estadounidense presentados al FBI, en los últimos cinco años aumentó un 40% el número de asesinatos contra latinoamericanos por motivos raciales. Tan sólo en 2007 se registraron 830 muertes en 595 incidentes, el 60% del total de víctimas de este tipo.
http://analisisafondo.blogspot.com/
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