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3 Agosto 2011
 


Ya basta de tele
Eligio Coronado

tLa obra Basta* es un alegato contra la televisión: un alegato que se apoya en el juego de palabras llamado, casualmente, “Basta”. Como se sabe, la influencia de este medio informativo y de entretenimiento es muy controvertida: los contras son mayores que los pros, pero su impacto comercial le ha permitido subsistir hasta convertirse, a la fuerza, en parte del núcleo familiar.

Los autores de esta obra (Berenice de la Cruz, Jaime Coello y Ovidio Ríos) proponen un  retorno a la familia y a las actividades que realizaban juntos: “Antes, ¿jugábamos?, creo. Ya ni me acuerdo, eso era cuando estaba chiquito” (p. 153).

Pero la televisión se defiende y para ello los autores crean un personaje llamado “Pantalla”: “Entre mis habilidades más refinadas se encuentra la de “somnotizar”. (…) habilidad para hacer que la gente haga lo que yo diga, aún dormida” (p. 150).

El caso es típico: el control remoto se ha perdido y en vez de comprar otro, el padre adquiere otra televisión: “¡Pero papá! Ibas por un control y regresaste con un televisor” (p. 162), lo cual confirma nuestra dependencia existencial hacia este aparato controlador: “Hagan lo que quieran pero prendan la tele” (p. 165).

De los cinco miembros de la familia protagonista (padre, madre y tres hijos), sólo el doceañero Santiago rechaza el dominio electrónico: “yo quiero salir a jugar futbol, además ni me gusta la tele” (p. 147). Y es precisamente este personaje el que inicia la rebelión: “Pensé que podíamos estar en familia de manera distinta, no sólo con la televisión” (p. 164). Y la opción que propone es: “¿cómo se llama ese juego de las palabras? ¡Claro! “Basta” (p. 153).

Pero Pantalla menosprecia la idea de Santiago: “Yo no te (…) recomendaría eso. ¿Qué tal si no quieren jugar? Seguro van a querer prender la tele” (p. 153). Finalmente, un accidente inclina la balanza a favor de Santiago: “Pedro (el padre), enojado, intenta agarrar a Santiago pero en la persecución (…) tira la televisión nueva. Todos se quedan un momento estupefactos” (p. 166).

Poco después, un apagón les impide utilizar la televisión vieja: “Empiezo a creer que alguien no quiere que veamos la tele” (p. 168), hecho que ocasiona que Santiago triunfe: “Vamos a prender una vela para jugar “Basta” (p. 170).

¿Podrá esta mínima victoria acabar con la tiranía televisiva y desvincularla para siempre de nuestra vida diaria? Yo creo que aunque la intención es loable, se requeriría una medida más drástica para extirpar ese cáncer electrónico: un pacto nacional de repudio a esa forma de enajenación.

Berenice de la Cruz, Jaime Coello y Ovidio Ríos. Basta. En Obras del taller de dramaturgia de Estela Leñero. Estela Leñero, comp. Monterrey, N.L.: Libros de Godot / UANL, 2011. 3v., Fot. (v.3, p. 138-175.)

 

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