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2218 26 Octubre 2016

 


La FIL sin bono
Gerson Gómez

 

Monterrey.- Al centro de los stands del gigantesco Random House Mondadori, la Editorial Planeta y el Fondo de Cultura Económica, el personal en caja observa angustiada a los vendedores inmóviles. Es la 26 Feria del Libro de Monterrey 2016, organizada por el ITESM y administrada por APEX. El reporte de ingresos es escaso, comparado con ediciones anteriores. Se corre el rumor de la agonía de la empresa cultural más grande en el norte del país.

Los vendedores tienen oportunidad para conversar entre ellos y actualizar sus redes sociales. Comentan del futuro inmediato: cuando les den las gracias y les solventen la semana laborada.

Algunos recuerdan con añoranza el bono de productividad por altas ventas, en las ediciones anteriores.

Eso era antes, platican entre ellos, cuando no se cobraba por entrar y tampoco se lanzaba la descabellada idea del Día del Bibliófilo, con el precio de ingreso en 200 pesos.

En la sala de prensa, desde el jueves a media tarde, algunos organizadores con sus playeras y gafetes llenan los formularios de las encuestas de servicios destinadas a los visitantes.

Los números darán: el 95 por ciento del público adquirió por lo menos un libro, y el 57 por ciento compró cuatro títulos o más –cifras superiores a la edición 2015–; el 97 por ciento del público evaluó el evento como excelente o muy bueno, y el 99 por ciento afirmó que regresará el próximo año.

Se dirá también que la asistencia oficial fue de 180 mil visitantes, contando a los miles de niños con sus profesores y algunas familias.

Sumarán las 223 escuelas en los eventos en el área de talleres, el escenario La Mitotera y la Sala de Lectura de Conaculta.

Omitirán intencionalmente en la numérica las 10 mil entradas iniciales gratis, y las 3 mil adicionales por día, a partir del último fin de semana, a fin de alentar a los paseantes y consumidores a visitar Cintermex, ante la escasa respuesta regiomontana.

Los responsables de los stands con el estómago anudado voltean esperando un milagro. Antes vigilaban los pasillos para evitar la substracción, la merma de los anaqueles, el rellenado obligatorio de títulos agotados. Ahora no es necesario.

Hoy las estrellas son booktubers. Quien les apueste a ellos tendrá un mercado editorial seguro. Firme y a la vez volátil, como estrellas del pop.
Ni el Día de la Feria Independiente, el Día de la Ciencia y la Tecnología, el Día del Cómic, el Día del Trueque, el Día del Lector Joven, el Punto e y las Jornadas de Detectives y Astronautas. Ni Marina Perezagua, Ava Dellaira, Elizabeth Eulberg, Álvaro Enrigue, Guillermo Arriaga, Elsa Cross, David Toscana, Jorge Zepeda Patterson, Benito Taibo, Antonio Ortuño, Bernardo Fernández, Antonio Malpica, Francisco Haghenbeck, Alejandro Marcovich, Rafael Loret de Mola, Sanjuana Martínez y Francisco Cruz, sumaron asistentes interesados a visitar las Salas A, B y C, las de mayor calado.

Tampoco son responsables de la baja asistencia, por debajo de los 200 mil esperados por el comité organizador encabezado por el ITESM.

Los vendedores agonizan lentamente, aburridos, esperando las 23 horas del domingo 23 de octubre. Solo para confirmar la sospecha: este año no hay bono de ventas y los números son tan rojos, como portada de periódico vespertino.

 

 

15diario.com