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2243 30 Noviembre 2016

 



Luisa Josefina Hernández
Eligio Coronado

 

Monterrey.- Luisa Josefina Hernández (Ciudad de México, 1928) cuenta su vida como dramaturga, novelista, traductora y adaptadora de teatro: obras, autores, viajes, amistades, experiencias, anécdotas, libros, premios, enfermedades, docencia y oficio.

David Gaitán (Ciudad de México, 1984), su nieto, hace las preguntas que ella responde por escrito, para no fatigar su octogenaria memoria: “He escrito, he dado clases, cuarenta años de clases y casi sesenta de escritos” (p. 42-43), “De lo que escribo ha habido poca crítica, pero varias publicaciones de análisis literarios de críticos profesionales, en homenajes, presentaciones y libros” (p. 114).

En 1949 comenzó a publicar en la revista América, donde conoció a escritores como “Guadalupe Amor, Margarita Michelena, Margarita Paz Paredes, Rosario Castellanos, Jaime Sabines, Emilio Carballido, Sergio Magaña, Juan Rulfo” (p. 27).

Luego traduce obras para Seki Sano (del inglés, alemán, ruso y japonés): “Seki me encargaba traducciones para su escuela, para el foro y para quien las quisiera” (p. 22); “a los catorce hablaba bien inglés y francés y podía traducir lo que fuera” (p. 78).

Única sobreviviente de la Generación de los 50 en México (también llamada Generación de Medio Siglo), Luisa Josefina sigue escribiendo: “Cuando escribo novela soy libre en el tiempo y en el espacio, verdaderamente me siento volar y vibro de gozo” (p. 59), “Cuando escribo teatro no es así; tomo la pluma y pienso en el foro, duplico y triplico la atención. Veo caras, gestos, muebles, entradas, salidas, cuido la intensidad y naturalmente me agoto” (p. 60).

¿Qué le falta a una autora de esta dimensión?: “de un tiempo acá estoy sola porque he perdido a todos mis amigos. Y a parientes amados (…). Así he vivido (…) y he vivido bien… pero ahora mis amigos han muerto” (p. 53-54).

Sobre la permanencia de su obra, tan premiada, opina: “Todo pasa de moda. No lo temo, no pienso en ello” (p. 102), “he visto desaparecer novelistas y dramaturgos simplemente porque, al desaparecer las ediciones, no hay reimpresión” (p. 104), “Yo, en particular, sí tengo problemas editoriales. Reediciones, pocas y de ciertas novelas como Palacios desiertos, Nostalgia de Troya, Memoria de Amadís y Plaza de Puerto Santo. Pero hay por lo menos diez novelas que ya no se encuentran. (…) Lo mismo el teatro, no hay reediciones porque poca gente lee” (p. 105).

 

* Luisa Josefina Hernández. Conversaciones con David Gaitán. Monterrey, N.L.: Ediciones El Milagro / UANL, 2016. 158 pp., Fot. (Colec. Memorias).

 

 

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