Suscribete

 
2245 2 Diciembre 2016

 



LA VENTANA INVISIBLE
Maga y el Frente Cultural Universitario
Jorge Villalobos

 

A la memoria de Graciela Salazar,
José María Mendiola, René Alonso...

Torreón.- Fue en el auditorio de la Facultad de Leyes de la Uanl donde conocí al ingeniero Pedro Magallanes Martínez. Era el año de 1976.  Esa ocasión fue la primera vez que yo acudía a un ensayo de la rondalla “Comunicación” de aquella facultad, en la cual estaban integradas las carreras de Criminología y Comunicación, por lo que los integrantes de aquel grupo musical éramos alumnos de alguna de estas tres carreras.

El ingeniero Magallanes, quien era más conocido por el apócope de su apellido como “Maga”, coordinaba el montaje de las voces, además de fungir como una especie de director artístico, ya que él era quien seleccionaba una buena parte del repertorio de la rondalla. Maga era un excelente maestro, pues su didáctica al momento de ensayar era sencilla y muy tenaz para lograr que los temas musicales estuvieran bien interpretados y sobre todo lograr una polifonía aceptable de aquel montón de muchachos universitarios que le rascaban a la guitarra y les gustaba cantar.

En aquel entonces, Maga se desempeñaba como un promotor cultural dentro del Departamento de Extensión Universitaria (DEU), encargado de las relaciones interuniversitarias, puesto que lo llevó a relacionarse con grupos artísticos-culturales de las diferentes facultades y escuelas de la Uanl y de otros lares, incluso. En el inicio de 1975 el ingeniero tuvo la idea de realizar un congreso de la canción universitaria, lo que derivó en abril de aquel año en el primer festival de la canción universitaria, evento con bastante éxito, lo que empujaría en poco tiempo a la formación del llamado Frente Cultural Universitario (FCU).

El ingeniero, desde aquel entonces, se percataba que el presupuesto del DEU para promover esas actividades era más que raquítico, lo cual orillaba a trabajar con exiguos recursos  y ejercer la promotoría a su cargo más con el ímpetu de sus convicciones que con apoyo financiero.

Hay que recordar que en aquella época la universidad vivía una especie de resaca política y problemas presupuestales, después de haber experimentado unos años atrás (69,70 y 71) gran efervecencia estudiantil, derivada ésta de los movimientos por la reforma académica y la autonomía de la UNL, así como de los remanentes de los movimientos nacionales del 68 y 71. Tiempos difíciles para el país, especialmente para la mayoría de los jóvenes, quienes frecuentemente eran presa recurrente de las autoridades varias del estado; y sobre todo si aquellos jóvenes se interesaban por el activismo de cualquier tipo.

La tarea de Maga, pues, era la de tramar una vinculación entre los diversos grupos artísticos de la universidad, a través de actividades, tales como concursos, muestras, recitales, y también la de facilitar la creación de otros grupos interdisciplinarios, sinergias. A la vez, también se daba a la tarea de dirigir y asesorar en el aspecto musical, así como de encargarse hasta de los ensayos de rondallas, coros y estudiantinas, como lo mencioné al principio; también era el gestor ante las autoridades académicas para lograr proporcionar el equipamiento de aquellos grupos, así como la de dotar de espacios a los jóvenes que ejercieran las artes plásticas y literarias, escénicas y musicales.

Poco tiempo después, durante un ensayo de la rondalla, Maga platicó conmigo y con otros tres integrantes del conjunto. Fue la primera vez que escuché al ingeniero hablar del Frente Cultural Universitario (FCU), el cual tendría como objetivo central reunir a todos los alumnos y maestros de la universidad que ejercieran alguna actividad artística, y de esa manera darle un peso sustantivo a aquellas actividades culturales interuniversitarias, para poder exigir más presupuesto a la máxima casa de estudios de la entidad, cuya inclinación estaba más a favor de las actividades deportivas, en especial el futbol americano.

En los primeros meses de aquel 1976 se llegaron a verificar en algunas reuniones y asambleas plenarias con miras a formalizar la creación del FCU. Reuniones donde todos los integrantes de los grupos artísticos opinaron y debatieron acerca de la creación del frente y los fines que éste perseguía. Calculo que serían alrededor de ciento cincuenta, doscientos estudiantes los que nutrieron aquellas asambleas con sus ideas y propuestas, que a la postre se convertirían en objetivos y actividades tales como la realización de eventos semanales, como el denominado “La Universidad Canta”, varios proyectos discográficos, la creación de muestras teatrales, dancísticas y plásticas, continuar los concursos de la canción y la creación de certámenes literarios, así como la realización de giras artísticas en la ciudad, el estado y, posteriormente, en el país.

Para todo aquello se requería apoyo económico de la universidad, lo cual significó un serio problema para llevar a cabo tales proyectos. Sin embargo, ese obstáculo fue más o menos sorteado con el trabajo y la actividad voluntaria de aquel conglomerado de estudiantes universitarios, maestros y artistas que se entregaron a la tarea de realizar aquellos planes artísticos-culturales activa y gustosamente, poniendo su concurso pleno para los fines del FCU.

En aquel mismo año de 1976 se empezaron a ver los primeros frutos del FCU. Fue así como vio la luz un disco LP denominado La Universidad Canta, donde se incluían a grupos e intérpretes solistas que obtuvieron algún lugar en el primer concurso de la canción universitaria. Además se echó a andar la realización semanal en el Aula Magna de la Universidad eventos musicales y escénicos, muestras de teatro y danza, recitales en otros sitios de la ciudad, la generación de otros grupos e interacción de actores y cantantes, músicos y literatos, bailarines y directores de escena.

En 1977 la actividad del FCU fue sostenida. Se realizó la segunda muestra de teatro y dentro de ésta se presentó la Cantata de Santa María de Iquique, de Luis Advis. Montaje memorable dirigido por el maestro Sergio García, coreografía de la maestra Alejandra Serret, y la coordinación musical del inge Maga. Este trabajo escénico-musical es por demás emblemático del paradigma perseguido por el FCU, ya que fue realizado por actores, bailarines, músicos y cantores emanados de los diferentes grupos de la universidad y el FCU. También, durante el verano de ese año del 77 se hizo la gira de la universidad canta por el centro y bajío de nuestro país.

En 1978 Maga me asignó la responsabilidad de ser el “comisionado” de hacer los boletines de prensa y distribuirlos en los periódicos locales. Ya se promocionaban trabajos de cantantes y grupos nuevos de carácter literario-musical, como Silencio, surgidos de aquella interacción disciplinaria que propiciaba el FCU. Ese 1978, durante su primavera, se efectuó la inolvidable tercera muestra de teatro, resaltando, de nueva cuenta, el enorme trabajo del maestro Sergio García, con Marat Sade.

La labor cultural generada por el FCU durante 1979 continuó, pero con más dificultades. Organizar tantos eventos en condiciones precarias requería algo más que esfuerzo, se tenía que hacer por convicción, por lo que el personal para organizar y promover escaseó, los eventos comenzaron a tropezar por diversas razones, entre ellas, falta de apoyo de la universidad en aquel entonces. Ese año, a pesar de todo se organizó, según recuerdo, el certamen de premiación dirigido a los mejores desempeños en el arte escénico de la localidad: Las máscaras del FCU. Siguió La Universidad Canta y otro concurso de la canción. Se promovió alguna exposición plástica y se vio en el horizonte la posibilidad de constituirse, el FCU, en una Asociación Civil... y no recuerdo si eso se hizo ya que, como otros, hube de seguir distintos derroteros que el activismo cultural, diría yo.

1976-1979 del FCU, dice el programa de celebración, de esta reunión de amigos... Creo que sí, después de ese año del 79 comienza a diluirse la presencia del frente y algunos de sus integrantes, por múltiples razones, optaron por salir del aquel llamado Frente Cultural Universitario y otros nuevos elementos a unirse, aunque en menor grado.
        
Recuerdo la menuda figura de Maga desplegando una descomunal energía en aquel entonces, mezclando la seriedad de sus actos con una especie de bromista irónico, lo que le ayudaba a tener un acercamiento muy estrecho con los jóvenes y poseer así una gran capacidad de convocatoria entre ellos. Era también, aparte de ser un gran cantor y conocedor de la música popular, un ávido degustador de las artes escénicas, como el teatro y la danza, así como de la literatura; disciplinas, manifestaba el ingeniero Magallanes, muy eficaces contra la ignorancia y a favor del conocimiento y sus luces libertarias.

Ahora que ha pasado tanto tiempo y algunos protagonistas de aquella aventura ya partieron a donde vamos todos, y a quienes dedico este escrito; a cuarenta años de distancia, se puede bien ver lo que aquella experiencia de juventud dejó en muchos de nosotros, quizá una huella indeleble en nuestra vida, una ruta a seguir...  Fue el inicio de algo ya pleno y culminado en nosotros, o simplemente una buena memoria. Bien vale la pena, pues, recordar al FCU y felicitar a Pedro Magallanes Martínez, quien seguramente sigue haciendo de las suyas, dondequiera que se encuentre.

* Integrante de la Rondalla “Comuniación”, del Grupo Silencio, y de Prensa del Frente Cultural Universitario (FCU).

 

 

15diario.com