Aquel dinosaurio
Eloy Garza González
Monterrey.- Se supone que Augusto Monterroso escribió el cuento más pequeño del mundo: “El dinosaurio”. Puede ser. Al menos puso de moda publicar minicuentos, o minificciones, o como quiera decirle el lector a esa afición de escribir historias con poquitas palabras.
El cuentito (así me gusta más), dice así: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”. Es todo. El texto se hizo tan popular que propició seminarios, mesas redondas y estudios literarios.
En una convención de lingüistas, un experto le reclamó públicamente a Monterroso que su cuento no era un cuento. “Pues no”, le respondió, “es una novela”.
En un taller de literatura para señoras de San Pedro, le pregunté a una si ya había leído “El dinosaurio” de Monterroso. “Fíjese que comencé a leerlo hace un mes, voy por la mitad, pero me está gustando mucho”.