CORONA12052020V

AUTORES DE NUEVO LEÓN
Entrevista con Orlando Rojas León
Eligio Coronado

Monterrey.- Orlando Rojas León (“Tláloc Israel”) (Paracho, Mich., 1997) es escritor y Licenciado en Letras Hispánicas.

     Ha colaborado en las revistas La Doxa,Vestigium y Valores de Nuevo León.

     Tiene en proceso un libro («Un paria perseguido») en la editorial El Parlamento de las Aves y un audiolibro.

PROYECTOS –
Cita a Ciegas con un Libro (2017)
Cita a Ciegas con un Libro 2.0 (2017)
Encuentro Cultural Activando la Juventud (2018)
Foro de Escritores del Mar del Fin (2020)
Ciclo literario “Letras Compartidas” (2018 a la fecha) La inmortalidad del Cangrejo y sus Derivados (2015 a la fecha) La Colección de Flash (2015 a la fecha)

     Fue presentador del libro «No metas las narices» de Adriana Garza Villarreal (Galería Regia, 2020).

**********

1- ¿Cómo escribes?
¿Qué puedo decirte sobre esta pregunta? Mi estilo literario se lo debo a mis padrastros y padres literarios: Ricardo Piglia, Mario Benedetti, Raymond Carver, a mi maravillosa madre literaria: Inés Arredondo, y a mi madrastra que salió de una lámpara: Coral Aguirre. Esto cuenta para todos los experimentos literarios que he emprendido durante un largo tiempo. Mi estilo narrativo lo he considerado siempre como indirecto, ya que en mis inicios como escritor no me era tan apetecible considerar los diálogos regulares en un texto, aún y cuando éstos sostuvieran mis primeros pasos en la escritura creativa. Respecto a la poesía, debo mencionar que ha sido un viaje paradisiaco, el cual me ha iluminado y oscurecido el camino tan pesado, y que él mismo dictó mi sentencia al cambiarme de casa a los 18 años, de un pueblo grande a una ciudad extragrande como lo es Monterrey. El verso libre lo he adoptado de uno de mis poetas favoritos: Nicanor Parra. Apenas emprendo este largo y duro viaje hacia la magnificencia literaria y pulcro devenir que requieren las letras, pero me aseguro de que cada palabra en cada texto tenga ese peso y esa carga de realidad y emoción que muevan el piso de los lectores.

2- ¿Por qué escribes?
Si pudiera dar una respuesta clara y concisa, diría que escribo porque leo, pero esto es sólo un proceso lógico para quien es un buen lector, y digo esto porque me considero como tal, más que un buen lector, un ser humano consciente de que en los libros se encuentran los mapas hacia el tesoro que no es físico, sino mental. Escribo porque no soy el único lector, porque deseo ser leído, y porque en los textos yace la necesidad de estar vivo, de sentirse joven y viejo al mismo tiempo, adoptando posturas, perspectivas y personajes entrañables como Pedro y el Capitán, como el Orlando, como aquellas lecturas que nos llevan a otras lecturas y nos hacen comprender la utilidad de los libros que nunca envejecen, como los clásicos o los insospechables contemporáneos.

3- ¿Desde cuándo escribes?
Tardé mucho en comenzar a escribir de manera disciplinada, yo creo que apenas hace unos escasos 4 años, cuando me di cuenta que no tenía una vista panorámica del mundo, específicamente, ni estaba enterado de mi entorno inmediato. Cuando uno siente cosas, también siente que puede cargar con ellas para todos lados. Sin embargo, lo que uno siente debe adoptarse como una forma de subyacer en las reflexiones que uno hace para con el mundo que le rodea, que cause una hecatombe en el ajeno, no en sí mismo, porque si no, estaría hablando de un auto-flagelo o una auto-masturbación por medio de las letras, y las letras no deben ser prostituidas, más bien deben ser canonizadas y pretendientes de aquél que tenga la nobleza de acariciarlas y entenderlas.

4- ¿Para quién escribes?
Escribo para los lectores, no para quien pretende leerme más que el resto. Muchas de las palabras que utilizo en mi lenguaje simple, datan de muchas lecturas previas que han dejado un poco de sangre en mis mejillas al darme un beso o rozado con mis labios de forma violenta. Escribo para aquellos lectores que valientemente toman posesión de textos, desde los más apócrifos hasta los clásicos, y que en actos de rebeldía los convierten en destellos brillantes en el devenir de la literatura.

5- ¿Sobre qué escribes?
Escribo sobre todo lo que pasa en mi entorno general. Empatizo con los feminicidios, con el movimiento feminista, ciertamente. Me gusta relacionar la música que escucho con las cosas que pasan, y es esto lo que le da ritmo a mis escritos. Un texto puede tornarse alegre y luego triste. Escribo sobre el desamor y sobre la impotencia de los enamorados al no ser correspondidos y creerse culpables. Recurro a la escritura cuando lo del mundo extraigo un fragmento de emociones puras, desde las más tiernas hasta las más crueles.

6- ¿Qué es para ti la literatura?
Para mí la literatura es un puente entre lo que el mundo no necesita y lo que nosotros queremos gritarle al mundo con el peso de las palabras. Al menos en la poesía, considero que esta nace como Dios crea al hombre: desgarrando de la piel del hombre un trozo de carne y hueso. Uno puede llegar a sentir a partir de las letras, aún y cuando uno no las escriba. Y es que un buen escritor es también un buen lector, sin duda. Entonces, la experiencia de los textos, de las palabras escritas, es justamente la experiencia encarnada, es decir, esa construcción de la vida a partir del dolor ya experimentado. No hablo del dolor que se sufre, sino del dolor que purifica y compenetra en el lector una emoción creciente. Uno puede, a través del lenguaje, a través de las letras, no escudarse ni esquivar el sufrimiento, sino convocarlo a seguir presente en los textos, que son los que inician con este largo proceso de apadrinamiento justamente de los sentidos que evoca un poema en sí mismo. Entonces, la literatura es ese medio creativo para conocer y vivir más, para atravesar las fronteras y reconocernos en el libro, en lugar del espejo.

7- ¿Qué opinas de tu propia obra?
Como bien decía una querida profesora un día de clase en el aula de la Facultad: Nuestra tirada en esto debe ser hacia la perfección de nuestra propia obra, aún y cuando sepamos que nunca llegaremos a ella. No quiere decir que mi obra esté incompleta, de hecho cada texto busca su propio final y sus propios fines. Trato de que mis poemas sean elípticos, no tan rígidos, que cuenten más de lo que parece estar contando. Mis relatos deben tener un fin y varios finales, pues esto da pie a la diversidad de interpretaciones, lo cual amerite ser releído por varias generaciones.

8- ¿Cuándo está listo un texto?
Nunca nos quedamos sin palabras. Otros escritores no me dejarán mentir. Un texto se complementa con otras lecturas, eso siempre pasa debido a nuestra tradición literaria. Podemos ponerle un punto al final del texto a una novela, a un poema, a un cuento, pero ello no debe significar la muerte de aquel texto, al contrario, debe significar el nacimiento de otros que convivan con el estilo del autor y de la obra. Un texto no está listo cuando ya no hay nada más que decir o poner, sino cuando la obra por sí sola ya puede conversar con sus lectores, y se puede reconocer a sí misma frente a otros textos.

9- ¿Qué opinas del nivel de nuestra literatura nuevoleonesa?
Es necesario señalar que no tengo una lectura muy amplia de esta literatura, pero sí mencionar a algunos escritores que he explorado y han sido de mi agrado con lecturas fructíferas como: Joaquín Hurtado, Felipe Montes, Raúl Rangel Frías, Alfonso Reyes, Minerva Margarita Villarreal, José Javier Villarreal, David Toscana, Hugo Valdés, Antonio Ramos, Gabriela Cantú Westendarp, Luis Valdez, Gabriel Zaid, Carlos Lejaim, y más recientemente a jóvenes escritores como Míkel F. Deltoya, Juan Manuel Zermeño, Iza Rangel, Priscila Palomares, Andrés Rodríguez López, Adriana Garza Villarreal. Aquí conocí la literatura, aquí en el estado de Nuevo León, o mejor dicho: me la presentaron. Al primero que leí fue a Alfonso Reyes, pero también, gracias a compañeros como Jesús Ramírez, Julia Ibarra, Emmanuel López y Leo Zapata, pude abrirme paso a la literatura norteamericana e hispanoamericana, de las cuales he sacado provecho y goce al máximo. La literatura neoleonesa, y gracias a la oportunidad que he tenido de poder conversar con sus autores, la veo actualmente no en un rango alto, sino en una posición de crecimiento que va a un ritmo semilento, pero que toma acción entre los literatos para lograr grandes cosas. Veo, de hecho, con buen ojo a los amantes de la literatura que toman proyectos editoriales independientes para impulsar y apoyar a los escritores que desean divulgar sus textos, ese es un plus que tiene este estado: que no hay muchas excusas para dar a conocer a los autores nacientes, y que se le da mucha difusión a sus figuras más influyentes y representativas.

10- ¿Vives de la literatura?
Yo diría que más bien vivo por ella. Me falta escribir demasiado para vivir de ella. Hoy día soy un estudiante universitario con planes y metas, y claro que entre ellas está vivir de la literatura, pero no sólo de hacerla, sino de promoverla, y ya estoy tomando acción desde mi trinchera. Creo que vivir de la literatura es más que sólo comer, beber y viajar gracias a ella, es apropiarse de los géneros para uno poder sentir que todo ha valido la pena.

11- ¿Para qué le sirven los escritores a la sociedad?
Un escritor, o mejor dicho: un buen escritor, le sirve a la sociedad de una manera más implícita, pues él conoce y sabe interpretar su entorno. Puede servir de manera directa tomando acción con brazos y piernas, porque depende de cada uno hacer algo desde cualquier trinchera algo por la sociedad, aunque no le deba nada. El escritor es fantástico y extraordinario, por ello siempre dará de qué hablar, y también ofrecerá a la sociedad otra perspectiva y otra forma de ver y sentir al mundo.

12- ¿Quiénes escriben mejor: los hombres o las mujeres?
Hay autores hombres que narran desde la voz de una mujer, y viceversa, esto se da a partir del conocimiento y reconocimiento del otro. Pueden ponerme un libro enfrente y quitarle el nombre del autor, y yo no voy a preguntar quién lo hizo, porque ok, es importante, pero la obra debe hablar por sí misma. Si es autor o autora, eso no da más ni menos valor a la obra. Si bien, hay autoras y autores que escriben con estilos más pulcros que otras y que otros, es innegable, pero creo que esta cuestión me es indiferente, pues tengo muy en alto y con justa razón a autoras y autores que han sido ejemplo de otras y otros muy buenos escritores.

13- ¿El gobierno o Conarte te han apoyado alguna vez?
Al menos en mis proyectos literarios, no. No es porque me hayan rechazado, sino porque no he pedido ayuda aún. Me ha sido un poco complicado moverme en este ámbito en este que no es mi estado natal, he ido de menos a más. Próximamente y tal vez pida algún apoyo para mis futuros proyectos, pero actualmente he trabajado en mejorar mi escritura y seguir leyendo.

14- ¿Autores favoritos?
Influyentes, muy influyentes, más que favoritos, porque si no, siento discriminar al resto. Raymond Carver y Juan Rulfo para mis relatos cortos que aún no salen a la luz, Nicanor Parra, Oliverio Girondo, Juan Gelman y Benedetti para mis poemas, Juan José Arreola e Inés Arredondo para mis cuentos. A pesar del principio de esta respuesta, sí enaltezco un poco a Raymond Carver, justamente por mi libro favorito que es «¿De qué hablamos cuando hablamos de amor?».

15- ¿Libros que te hayan impactado?
Aparte del que ya dije que es mi libro favorito, «Catedral», igualmente de Carver, pero también otros como «Las batallas en el desierto», «Cuentos furiosos» de Coral Aguirre, «La masmédula» de Oliverio Girondo, «Pedro y El Capitán» de Benedetti, «Champú» de Priscila Palomares, «El llano en llamas» de Juan Rulfo, que por cierto, con este último me inicié en la lectura en la preparatoria.

16- ¿Cómo generarías lectores?
Creo que una de las mejores partes de ser amante de la literatura, es cuando tienes que compartir la experiencia lectora, que afortunadamente uno se busca y a veces sin buscar se da el espacio y la oportunidad. En mi caso, como estudiante de Letras Hispánicas, al hacer mi servicio social en una sala de lectura de una preparatoria, me vi en la necesidad de dar ese extra que siempre me gusta dar en cualquier parte, ser prestador de un servicio que garantizara un avance en todos los proyectos ese semestre. Aparte de crear el primer taller semestral de narrativa en dicha institución, tuve el gusto de impartir un taller de iniciación a la lectura a dos grupos de educación a distancia, en el cual charlamos acerca de la construcción de los personajes de algunas novelas, así como la relación que tienen los libros fantásticos con el mundo real. Esta relación siempre la destaco mucho, ya que me permite desligar la concepción que se tiene sobre el arte, que es bello por ser arte; yo en cambio lo veo como que es bello porque tiene relación con la naturaleza, es decir, que la belleza proviene del universo y no de la palabra arte, equivalente al término griego téchne, que sería técnica, lo cual alude a toda la producción realizada por el hombre y a las disciplinas del saber hacer. Generar lectores en ese sentido es más fácil, porque todas las lecturas tienen muchas referencias también; las llamo: referencias culturales. Todos los textos, aparte de reunir una tradición, también constituyen la personalización de cada época a través de sus personajes e historias.

17- ¿Qué recomendarías a las personas que desean ser escritoras?
Siempre recomiendo mucho leer, leer mucho y dialogar, no desapegarse del mundo exterior, pero mirarlo con mucha paciencia y mucha empatía. El mundo, como le he dicho a mis actuales alumnos del taller de narrativa: está sufriendo cambios, justamente porque nadie es comprensible ni tolerante. Los escritores debemos enterarnos de lo que pasa en el mundo cada día que pasa. Aparte de ser agentes de un cambio positivo en nuestro entorno inmediato, también debemos ser agentes que en la sensatez puedan propagar mejores paradigmas en un entorno más general, es decir, tomar conciencia de las problemáticas para abrirnos siempre al diálogo y a las palabras en nuestros textos, porque esas son nuestras armas. Quien decide ser escritor, decide hacerse responsable de sus palabras y defender con furia sus posturas bien sentadas. “Escribir es de valientes”, le llaman a este oficio de ser poeta o cuentista, porque creen que estamos locos, pero no saben que realmente la locura la llevamos en la sangre, sólo que algunos no somos bárbaros.

18- ¿Proyectos futuros?
Actualmente un proyecto ya va tomando forma, y esto es gracias a mis alumnos de la preparatoria 8, del taller de narrativa: Escritores Del fin. Este proyecto tomó una mejor forma apenas en enero, aunque estamos trabajando desde agosto del año pasado. Ellos con su entusiasmo y talento, me hicieron crear esta comunidad que se convertiría en red nacional de escritores jóvenes de entre 14 y 18 años de edad. Apenas está naciendo y ya tenemos escritores de este estado, del Estado de México y de Hidalgo. Pinta bien, aunque debemos seguir trabajando para poder llevarlo a buen puerto.
Otro de los proyectos que sí veo más a futuro, es una editorial que actualmente tiene seis colaboradores de diferentes estados de la república. La idea es ser una editorial independiente que rescate y ubique a sus escritores locales para divulgar sus textos en diferentes puntos del país, y soñar con una expansión a Sudamérica.