CORONA12052020V

PASADO Y PRESENTE
Y se alcen los pueblos con valor…
Pedro Alonso Pérez

Ciudad Victoria.- Coinciden varias y lúcidas voces en estos tiempos de pandemia, que el COVID-19 ha dejado al descubierto –entre otras cosas– por lo menos tres grandes aspectos contemporáneos: vulnerabilidad global, pues los virus y otros males llegan a todos los países más rápidamente en el marco de la llamada globalización; desigualdad social lacerante en el mundo –incluidos los países ricos– donde millones de pobres son los más afectados; y la necesidad de solidaridad internacional, para hacer frente a éste y otros retos que vienen. En este contexto, un grupo de notables intelectuales y políticos de izquierda de todos los continentes lanza la iniciativa de constituir una “Internacional Progresista”, para “fomentar la unión, coordinación y movilización de activistas, asociaciones, sindicatos, movimientos sociales y partidos en defensa de la democracia, la solidaridad, la igualdad y la sostenibilidad”.

     Iniciativas como la que ahora construyen Noam Chomsky, Naomi Klein, Fernado Haddad, Yanis Varoufakis, Bernie y Jane Sanders, Álvaro Linera y David Adler entre otros, han existido en el pasado y dado a luz organizaciones y movimientos internacionales de trascendencia histórica que conviene recordar.

     El 28 de septiembre de 1864 se fundó en Londres la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT). En la entonces principal metrópoli del capitalismo decimonónico se desarrolló un concurrido mitin en solidaridad con el pueblo de Polonia, aplastado por las potencias europeas de la época. Bajo la presidencia del profesor Beesly, catedrático de Historia en la Universidad de Londres, y con asistencia de obreros alemanes, franceses, suizos, italianos, belgas y desde luego ingleses, este mitin realizado en St Martin Hall manifestó decidido apoyo a Polonia, pero también acordó construir la AIT para luchar a nivel general por la emancipación de la clase trabajadora.

     En el acto se nombró un Consejo General con representantes de los países que la integraron. Karl Marx fue uno de los delegados alemanes electo para ese centro director y pronto se convirtió en cerebro y líder de la organización internacional. Marx redactó los principales documentos constitutivos e históricos de la Asociación Internacional de Trabajadores, llamada simplemente “La Internacional”, y conocida después, al paso del tiempo, como la Primera Internacional. Aquella iniciativa potenció al naciente movimiento obrero internacional, haciendo surgir una nueva fuerza social y política en el concierto de las naciones europeas, que luego se extendió a otras latitudes.

     En el continente americano se sintió ese eco de clase que impulsó a la organización de los trabajadores, sobre todo en los Estados Unidos, el país más industrializado al salir de la guerra civil. Conocida tal vez un poco tarde en México, la fundación de la Internacional también tuvo sus efectos entre las incipientes agrupaciones de trabajadores y artesanos mexicanos. Fue en la década de 1870 cuando la organización obrera y las ideas del “primer socialismo” empezaron a despuntar en el país, tras superarse la intervención francesa y el segundo imperio, bajo el mandato de Juárez al restaurarse la república.

     En 1871 nació “La Social”, primer intento de partido o agrupamiento ideológico que coordinara sociedades mutualistas, organismos obreros y grupos de ideas socialistas; Plotino Rhodakanaty y Francisco Zalacosta la impulsaron y tuvieron acercamientos con la Sección Uruguaya de la AIT. Durante ese tiempo surgieron los primeros periódicos obreros “socialistas”, destacando entre ellos, El Socialista de Juan de Mata Rivera que publicó el Reglamento de la Asociación Internacional de Trabajadores el 10 de septiembre de 1871, y una nota titulada “La Internacional”, donde llamaba a los trabajadores mexicanos a sumarse a dicha organización. También El Hijo del Trabajo, y La Internacional que comenzó a circular el 1 de julio de 1878, son ejemplares de la prensa mexicana que reflejan el impacto de aquella organización y su programa internacionalista entre los jornaleros y artesanos de este país.

     Logros importantes de aquella asociación obrera internacional fueron el impulso a las luchas sociales en el mundo, la defensa de los derechos del trabajo, la legislación obrera que empezó en varios países, el seguro y protección social, el desarrollo del pensamiento socialista, etc. No obstante, la Internacional fue minada por la represión contra ella, que siguió después de la derrota sangrienta de la “Comuna de Paris”, el primer gobierno de trabajadores en la historia.

     Décadas posteriores conocerían otras iniciativas de organismos internacionales para el combate social. Como la actual, que busca integrar este 2020 en Reikiavik una Internacional Progresista en las nuevas condiciones. Pero el origen –no hay que olvidarlo– fue la Primera Internacional que legó al mundo la bandera roja de los trabajadores, recuperó el viejo lema de “Proletarios de Todos los Países, Uníos” y, sobre todo, nos heredó el himno La internacional, cuyos acordes continúan resonando en las luchas y movimientos sociales de nuestro tiempo.