La Quincena No. 46
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Una santa en la carretera El más reciente poemario de José Javier Villarreal es a la par un canto a la vida y a la desventura. Víctima de ello es La santa , musa sufrida a lo largo de los dos libros que ha trabajado el poeta, dejándola sentada a la orilla de la carretera, a pleno mediodía, para que todo permaneciera igual . Los atinados epígrafes que utiliza Villarreal no son un lucimiento ni una excusa. Son el reclamo al abandono mundano y místico, tal como inicia abordando a Eugenio Montejo con “la vida ha sido todo, menos sueño”. ¿La tarea de los cantos a La santa es de mero reclamo? No, pero así lo parece a la primera lectura. Incluso cuando nos encontramos con: “La vida es un misterio perfectamente legible” (Vladimir Holan, en el epígrafe de la segunda parte). Si el papel de este poemario fuera la salvación –lo cual nos sacaría de quicio, dada la gran talla de los poemas–, recordaríamos que una solución fácil empieza reconociendo nuestros infiernos. “Si donde vas, canción, por desventura, por haber sido en este infierno hecha, aquella te desecha” (Gutierre de Cetina). Pero no hay la mínima salvación cuando la musa debe pagar el precio: La santa no espera absolutamente nada de nadie, atenta sólo al canto que se desprendía de las flores, del verde, de los lagartos y sus colas espinosas (pág.113) . VILLARREAL, José Javier. La santa , FCE, México, 2007, 119 p. |
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