LA QUINCENA 53

MARZO 2008

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Barack ObamaObama va

Cris Villarreal

Nunca antes en los Estados Unidos una carrera electoral por la nominación a candidato presidencial ha desatado tanta controversia y despertado tanta participación ciudadana. En la contienda por la nominación presidencial demócrata, el candidato senador Barack Obama ha sido una completa revelación y su influjo se desplaza por todos los rincones de este país como un río incontenible cuyo caudal se ensancha día con día.

¿Qué magnetismo tiene este joven de la raza negra que ha logrado catalizar las preferencias de millones de estadounidenses? Tal vez la respuesta está en su mensaje. En su discurso resaltan una consistente solvencia moral y dos palabras que son su marca registrada: tú y nosotros. En gran medida ese lenguaje comprometedor es el que tiene al electorado estadounidense alucinado.

Las mayorías se identifican con él porque es un hombre que representa una inspiración y personifica el ideal del sueño americano: el de los hombres que triunfan porque se esfuerzan por superar las limitaciones que la vida les ha impuesto. Barack, hijo de una madre adolescente, fue abandonado por su padre a la edad de dos años y fue criado por sus abuelos, quienes no tenían una posición económica holgada pero que eran ricos en sentimientos de cariño y protección hacia él.

A su programa se le han endosado infinidad de grietas, y sin embargo, la gente que lo sigue continúa creyendo que el cambio que anuncia puede llegar a ser una realidad.

Todas las fallas que su contendiente Hillary Clinton ha intentado vender como tremendas desventajas terminan acreditándosele como aciertos. A lo que Hillary ataca como su inexperiencia política en Washington, él contrapone sus 20 años de activismo en los barrios y comunidades de Chicago. El pueblo interpreta esa carencia a la que alude Clinton como un rasgo de pureza, una falta de contaminación en el enrarecido ambiente del Capitolio, plagado de intereses especiales ajenos a los del pueblo.

Su esperanza en el cambio, ella lo ha interpretado como ingenuidad y rasa irresponsabilidad, mas si su impacto en el electorado es tan importante es porque temas sobre los que otros han considerado riesgoso tomar partido, como en la guerra en Irak o en la inmigración, él los ha encarado de frente y con absoluta claridad.

La guerra en Irak fue una decisión equivocada, por ello yo voté en contra”, señala, y los asistentes a sus mítines lo aclaman delirantes. “Esa guerra no sólo nos ha salido cara en términos económicos sino en vidas humanas, que es lo más lamentable”. Y promete iniciar el regreso de los soldados a partir del 2009. Su postura vertical en esa materia ha sido tan bien recibida que ha obligado a Hillary a admitir en el último debate en Ohio que se equivocó al haber votado por su implementación.

En cuanto a la inmigración ilegal, él declara abiertamente que fue el único miembro del congreso que acompañó a los inmigrantes en sus marchas de asistencia millonaria por una amnistía y asume claramente su defensa. “Este es un país de leyes pero también un país de inmigrantes y por ello hay que legislar que se permita a los más de 12 millones de indocumentados que viven en los Estados Unidos que emprendan su proceso de legalización tras pagar algunas multas”.

Mientras se presume que las donaciones a la campaña de Hillary proceden de grupos con intereses particulares, la campaña de Obama ha sido patrocinada por donadores ciudadanos que aportan desde cinco dólares en adelante, de acuerdo a sus posibilidades. Esta faceta de apoyo económico a un precandidato es también producto del arraigo popular y la pasión que ha despertado.

En la imaginería popular Obama es el gran reivindicador de todas las desgracias que el pueblo americano ha sufrido por la mafia de los poderosos en Washington, y por ello está con él. No en balde personajes de la política y de las artes escénicas como el senador Ted Kennedy y el actor George López, que hicieron sendas visitas a McAllen la semana pasada, promueven su candidatura con gran entusiasmo.

Cada triunfo en cada estado hace que los indecisos indaguen qué está pasado con ese Obama y lo que encuentran en sus políticas de salud, de educación y en el ámbito internacional ha hecho que su apoyo siga creciendo en todos los estatus sociales.

Contra todos los estereotipos, con Obama está la clase media blanca cuyo salario es mayor de 50,000 anuales; con él están los pobres que sólo terminaron la preparatoria, están representantes de todas las razas, los jóvenes, los jubilados, las mujeres, los intelectuales, las minorías raciales (hispanos, afroamericanos, orientales y nativos americanos), los estudiantes universitarios y los trabajadores organizados.

A pesar de la baja de votos proporcionales que sufrió por la reñida pérdida de Texas, en donde con todo y haber ganado en Austin de calle, ciudad considerada con el mejor índice educacional del estado, y en los otros centros poblacionales mayores, el influjo de Hillary en las zonas rurales fue mayor. Aunque los comerciales de miedo al terrorismo de Clinton aparentemente dieron resultado, la disputa aún no ha sido resuelta y la concesión de la nominación depende de los estados que quedan por sostener sus elecciones primarias, entre los que destacan Pennsylvania y Puerto Rico.

Hace dos semanas Obama estuvo en Edinburg, el acto empezaba a las once de la mañana y al llegar a las nueve y media escuchamos que había gente que estaba ahí desde la madrugada. Tuvimos que esperar hasta las doce treinta para escucharlo, pero valió la pena. En medio de alrededor de cinco mil estudiantes, maestros y vecinos del área, por treinta minutos nos dio una dosis de su carisma, sus excelentes dotes oratorias y sobre todo de su programa de reivindicaciones sociales y su fe en el pueblo estadounidense y en el futuro.

En Obama encuentro la mística de honestidad y el espíritu renovador de Andrés Manuel López Obrador. En esta nación, Obama igual se enfrenta abiertamente contra las grandes corporaciones exentas de impuestos que se han enriquecido bestialmente con el trabajo y la sangre de los americanos, sobre todo en sus aventuras bélicas. A pesar de que esta tremenda fuerza social que Obama ha adquirido los tomó por sorpresa, es de suponer que no se van a quedar con las manos cruzadas. No se podría descartar que en las recientes victorias de Clinton, en Texas y en Ohio, algo podrían haber tenido que ver.

De llegar a la Casa Blanca, en el 2012 Obama todavía estará en el poder cuando nuestro presidente legítimo se lance de nuevo y gane de nuevo las elecciones presidenciales de México. Si sus discursos de campaña sobre política internacional de absoluto respeto a las soberanías nacionales resultan verdaderos, podemos contar que dentro de cuatro años la voluntad de los mexicanos finalmente será respetada.

acrosstheglobea@yahoo.com

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