Monterrey.- El domingo 28 de marzo se cumplen 48 años de su fundación la colonia Tierra y Libertad en las faldas del cerro del Topo Chico de Monterrey. Histórica fecha de 1973, cuando un grupo de jóvenes del movimiento urbano-popular iniciaron la larga lucha por la tierra y la libertad de los desposeídos.
El crecimiento del movimiento fue imparable y para 1976 surge el Frente Popular ‘Tierra y Libertad’ (FPTyL), con el fin de organizar a las bases de lucha de la colonia y aglutinar a más grupos de posesionarios, colonos, inquilinos, comerciantes, campesinos, profesionistas, estudiantes y maestros. Las tareas que se desprendían de cada grupo requerían juntas de coordinación, trabajos colectivos, gestiones ante las autoridades y, sobre todo, aplicar la Línea de Masas: ser alumnos antes de ser maestros; es decir, predicar con el ejemplo.
En esa etapa es cuando se incorpora el compañero Zeferino Juárez Mata (qepd) y quien se convertiría en uno de los dirigentes fundamentales para la consolidación del FPTyL. Su incursión de debe a las inquietudes de apoyar a la gente en sus más sentidas necesidades, ya que desde joven su origen humilde le templó como acero su consciencia de clase.
Allá por esa década de los ‘70, Zeferino y su servidora coincidimos inmersos en las tareas de organización del movimiento urbano-popular de Nuevo León y de autogestión social. El panorama era árido, difícil y de perspectivas poco esperanzadoras frente a un gobierno cerrado, hostil y represivo. Pero, por otro lado, “las masas”, como llamábamos a la gente, estaban decididas a conquistar un mejor futuro al precio que fuera. No tenían nada que perder, porque la pobreza les había negado cualquier forma digna de vivir.
Así con Zeferino construimos, en 1980, la CONAMUP (Coordinadora Nacional de Movimientos Urbano Populares), la cual agrupó a más de cien organizaciones independientes del país, entre ellas los Comités de Defensa Popular de Chihuahua, de Durango y de la Huasteca veracruzana y potosina.
En 1986, en Managua, Nicaragua, después del triunfo de la Revolución Sandinista, Zeferino fue parte de la comitiva mexicana de la CONAMUP que participó en la constitución de la FCOC (Frente Continental de Organizaciones Comunales de América Latina y del Caribe).
Pieza fundamental fue Zeferino en 1990 para lograr el registro del Partido del Trabajo a nivel estatal y nacional. Luego. Luego, en la trinchera electoral, logró representaciones populares como regidor en Monterrey y Guadalupe y por dos ocasiones obtuvo un escaño en el Congreso del Estado.
Su afán de crecimiento personal lo llevó a concluir la Licenciatura en Derecho y la Maestría en Procesos Electorales en medio de mil batallas. Las múltiples movilizaciones, represiones, amenazas y persecuciones, con su saldo de muertos y heridos, nunca mermaron su espíritu rebelde ni su firme convicción de salir adelante, pues siempre demostró una férrea decisión por las luchas del pueblo trabajador y por los grupos desposeídos.
La sencillez fue parte inherente a su liderazgo, aquel que siempre escucha, atiende y resuelve las demandas de la población. Zeferino y yo hicimos una muy buena mancuerna, sobre todo cuando se requería acción. Recuerdo cuando la colonia Topo Chico estaba infestada de tugurios ilegales, donde los señores gastaban su raya y dejaban a la familia sin alimento. Ante la indiferencia de las autoridades, nos decidimos a clausurar, por la mano del pueblo, cantina por cantina. Cerramos más de 100 y sus líquidos los vertimos al suelo.
Más de un enfrentamiento sostuvimos cuerpo a cuerpo con la policía en defensa de una colonia, de una escuela, de un dispensario, de servicios de agua y de luz. La cárcel fue otro espacio que nos tocó cuando no lo pudimos evitar.
En medio de estas “situaciones cotidianas” por el derecho de la gente a tener una vida digna, los logros de la lucha se multiplicaron por muchos, entre estos contamos con la autoconstrucción y la autogestión de más de 150 planteles de educación básica y técnica. Zeferino nos acompañó en la fundación de los Centros de Desarrollo Infantil, de las Escuelas de Artes y Oficios, de la Preparatoria Técnica Gral. Emiliano Zapata, de la Universidad Emiliano Zapata y uno de los grandes logros donde ‘Zefe’ estuvo desde el principio, fue en la apertura del Hospital Tierra y Libertad, hoy Hospital Covid.
Por ello, en el marco del 48 aniversario de la colonia Tierra y Libertad, recordaremos a ‘Zefe’ no como una leyenda, sino como el luchador social nato que forjó el bienestar de miles de familias pobres y desde aquí le decimos: “la bandera que dejaste, ya la tengo aquí en mis manos, querido revolucionario”.