GOMEZ12102020

49 años de la colonia Tierra y Libertad
Lupita Rodríguez Martínez

Monterrey.- Las luchas del movimiento estudiantil de los años ‘60 y ‘70 estuvieron alentadas por los grandes acontecimientos mundiales de esas décadas, pero también por el gobierno antidemocrático y represivo de nuestro país.

El bloque capitalista se imponía al bloque socialista con guerras e invasiones. No solamente sometían a los países con despiadados bombardeos, sino con gobiernos dictatoriales impuestos a la fuerza armada.

Los Estados Unidos de Norteamérica (EEUU) y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) se confrontaron en una ‘Guerra Fría’ sin cuartel, mientras que en el resto del mundo las protestas estudiantiles unificaban sus reclamos por la paz y contra la guerra.

Por un lado, la lucha por el socialismo de los grandes teóricos (Marx, Lenin y Engels), se extendió por todo el orbe. Por otro lado, el repudio contra la guerra criminal de Estados Unidos para invadir Corea (en 1950) y por el reconocimiento de su gran líder Kim Il Sung.

Además, las grandes protestas contra la guerra de invasión a Viet Nam (en 1960), cuya defensa encabezaba el héroe y líder Ho Chi Minh. Asimismo, el ejemplo de la Revolución Cubana (en 1956), con los insurgentes rebeldes comandados por Fidel Castro, Che Guevara y Camilo Torres.

Todas estas épicas luchas fueron inspiración de miles de jóvenes que abrazaron la idea revolucionaria de transformar la sociedad por una más justa, libertaria, democrática y en paz.

En ese contexto, después de las matanzas estudiantiles del 2 de octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971, surgieron diversas corrientes en el seno de las universidades para acabar con un sistema represivo y criminal.

Una vertiente del movimiento estudiantil fue la línea armada y otra fue la lucha social. Ambas, con diferentes estrategias, perseguían el mismo fin: transformar la sociedad a través de un proceso revolucionario y de crear organizaciones sociales autónomas, que aglutinaran a todos los sectores pobres y explotados por el sistema.

Con ese fin surge la Colonia Tierra y Libertad, un 28 de marzo de hace 49 años, impulsada por jóvenes estudiantes, profesionistas y maestros, así como por jóvenes cuadros populares y colonos posesionarios, cuya integración al movimiento urbano-popular hizo posible crear una organización frentista.

En 1976, la Colonia daría origen al Frente Popular ‘Tierra y Libertad’ (el FPTyL), a nivel estatal; a la Coordinadora Nacional del Movimiento Urbano Popular (la CONAMUP), a nivel federal; y el Frente Continental de Organizaciones Comunales (el FCOC), nivel de América Latina.

Los colonos de las organizaciones sociales, como Tierra y Libertad, se forjaron en los principios teóricos del Marxismo, del Leninismo y de los pensamientos de Mao Tse Tung.

El cimiento fue la formación de cuadros populares de las bases de lucha, de estructurar sus organizaciones de participación plural, así como la gestión y la autogestión como métodos para solucionar demandas de las comunidades.

Igualmente, se fraguaron en la toma de decisiones colegiadas dentro de las asambleas de masas y en los trabajos colectivos de autoconstrucción de viviendas, calles y escuelas mediante los ‘Domingos Rojos’ y las cooperativas como formas de financiamiento del movimiento urbano-popular.

A 49 años de su fundación, la Colonia Tierra y Libertad es, como lo describe el sociólogo español Manuel Castells… “un movimiento que se mantiene vigente, con capacidad de organización y como fuerza social y política”.

El recontar los cruentos años de lucha, de represión social y política, de divisiones internas propias y orquestadas por fuerzas externas, son parte del pasado que ha dado la fortaleza de la sobrevivencia.

Los logros en el terreno educativo y en el campo de la salud, son muy amplios; la conquista de un patrimonio y el desarrollar la urbanización, son el producto del esfuerzo que no ha concluido, porque…

¡La lucha sigue!