-“El PRD ya murió, ya prácticamente están entregando el partido, los 30 años de lucha sirvieron para esto”.
Habla Claudia Ojeda, mujer nuevoleonesa y quien durante veinte años, fue militante del Partido de la Revolución Democrática (PRD), antes considerado de izquierda. La primera imagen que tengo de ella es en aquel revoltoso 2006, instalada junto a otros de sus camaradas en el plantón por la defensa del voto, afuera de la sede del entonces IFE (Instituto Federal Electoral) en Monterrey, capital neoliberal del norte de México. Soportó estoica que les lanzaran pedradas, tomates, insultos en aquellas constantes muestras de odio contra el entonces candidato Andrés Manuel López Obrador. Y unas semanas más tarde, estuvimos juntas en la caravana que partió hacia el Zócalo de la Ciudad de México para continuar la denuncia del fraude electoral. Claudia tenía 21 años cuando se unió al partido por el ideal de un México distinto. Sin PRI. Y ahora, dos años después de haber renunciado a ese instituto político, habla del supuesto “cambio de piel” –en realidad, confirmación del funeral- del PRD, bajo el nombre de “Futuro 21” que busca adueñarse, como si fuera una franquicia, de todo el trabajo de base detrás del partido del sol azteca.
-“Para mí, es una organización más. No le veo identidad, creo que la identidad que buscan es fortalecerse entre ellos y seguir viviendo del poder. No le veo futuro porque no creo que pueda representar a la sociedad. Veo que el PRD le cede el registro: se van a ahorrar mucho trabajo, solo le cambiarán de nombre”.
Futuro 21 busca ser contrapeso del gobierno de AMLO. ¿Crees que lo logren?
-“Futuro 21 es futuro para ellos pero no para representar a la otra parte que no está a favor de MORENA ni de AMLO. No les alcanza, no tienen ideas de avanzada”.
¿Es la muerte del PRD?
-“El PRD lo entregaron desde el gobierno de Enrique Peña Nieto. Con esto, ya terminaron de entregarlo y es terrible, porque mucha gente dio la vida por el partido, mucha gente luchó por su identidad, por las causas sociales. Hubo mucha gente desaparecida por el gobierno y ahora no hay nada de eso”.
Ambas pensamos en el activista Ignacio “Nacho” Zapata, fallecido el 15 de agosto de 2012 en Monterrey, víctima de cáncer. Nacho era de esos personajes entrañables, siempre disponible aunque fuera por las luchas en las que lo acompañaban unos cuantos, casi imperceptibles. Y nunca perdió la fe por un cambio, ni siquiera cuando empezó a perder el cabello por la enfermedad que lo fue apagando poco a poco. Incluso en aquellas horas, se acordaba de AMLO: “No lo dejen solo”, nos pedía. Junto a militantes como Nacho, también se quedaron en el camino más de 800 militantes del PRD asesinados desde 1988 en la lucha por la democracia. Más de ochocientos que aun no reciben justicia y que en el lanzamiento de la plataforma, fueron olvidados
-“Todo eso se perdió, lo demás no importa. Los que siguen entregando el partido son los Chuchos, los que siempre señalamos de corruptos y vendidos, los que hicieron mucho daño con los nuevos impuestos y que abrieron la puerta para privatizar el sector energético”, dice Claudia.-
¿Qué harás?
“Insistiendo por nuestra cuenta en recordarles las luchas, decirle a nuestros hijos dónde estuvimos, qué hicimos. Señalarles todo lo que se hizo y lo que se quedó atrás”.
Claudia apela a un esfuerzo de memoria en momentos en que ésta será más necesaria que nunca cuando, frente a las próximas turbulencias, aquellos que estuvieron en posiciones de privilegio comiencen a disfrazarse de soldados en la supuesta defensa del pueblo.
Nos vemos la próxima semana
Con café, sin cigarros y exigencia de justicia para María Cristina Vázquez Chavarría y las miles de víctimas de feminicidio
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