GOMEZ12102020

AL OTRO LADO DEL CUENTO
Punto roto del tiempo
Aureo Salas

Monterrey.- Un hombre camina por una calle solitaria. Al brincar un charco de agua para no mojarse los zapatos, se topa a sí mismo, pero su otro yo es más joven, más pequeño, sus tenis rotos están mojados. Se ven y no se asombran, como si supieran que se iban a encontrar en ese punto roto del tiempo. El hombre sabe que ha ocurrido un evento singular, las dimensiones se han cruzado porque en alguna parte el espacio se curvó y ocurrió lo impensable.

Se ve a sí mismo y sabe que no tiene mucho tiempo.

     ―Tu y yo ―se dice a su yo joven, que le mira sonriendo―, tenemos que hablar de unas dos o tres pendejadas…

Su yo joven lo ve unos segundos sin titubear, luego dice:

     ―¿Seguro que dos o tres?

El hombre sonríe y exclama aliviado:

     ―¡Ya decía yo que no era tan tonto!