Se servirá usted poner desde luego a disposición del Juez a los detenidos Canuto Silva, José Armendáriz y Pablo Abdo Assef, por el delito de homicidio para los efectos del Término constitucional.
Los días que antecedieron transcurrieron en medio de tensa nerviosidad en las esferas policiacas y judiciales, donde se esperaba la determinación del M.P., sin poder prever su sentido.
Los policías, tan pronto ahora fueron procesados por homicidio, expresaron que se habían limitado como siempre a cumplir una orden de aprehensión, y que obraron en defensa de sus vidas; que durante los últimos meses habían estado trabajando como “caballitos de batalla”, para descubrir tanto los robos de cajas fuertes, como otros muchos habidos en la ciudad; y que ahora no se explicaban cómo podía “ser ese pago por un incidente sucedido al cumplir con órdenes superiores”.
Insistieron además en lo que tienen declarado en autos; o sea, que fueron agredidos por el hoy occiso Emilio Cavazos; y subrayaron que ninguna versión en contrario había sido rendida en la averiguación.
Dijeron también que no es creíble que hubieran matado por matar, puesto que ellos también tienen hijos; que en ese caso sólo repelieron una agresión, “pues vieron la pistola de Emilio funcionando contra ellos; y que el sueldo que reciben no es como para que se les considere como pistoleros a sueldo, ni son matones de profesión”.
Pablo Abdo dijo que había sido tan intempestiva la actitud de Emilio, que se vieron obligados a defenderse, porque además conocían al propio Emilio, quien era “demasiado bueno para la pistola”.
Canuto Silva expresó que él confiaba en sus jefes y en la justicia, puesto que no iban a dejarse matar por quien no les hubiera tenido consideración alguna.
El Jefe de la Policía Secreta, enterado de la noticia, se abstuvo de hacer comentario alguno, mostrándose viviblemente disgustado con la resolución de consignación.
Tocará ahora al Juez, resolver dentro del término de setenta y dos horas, sobre la formal prisión o soltura de los agentes secretos procesados, que con Eutimio Vallejo Sanmiguel ya son cuatro elementos de esa corporación que se encuentran privados de su libertad y sujetos a proceso por homicidio.
Contradicciones en que incurrieron los declarantes
Algunas contracciones quedaron ayer al descubierto entre las declaraciones rendidas por los agentes secretos, con las producidas por el Lic. Mateo Amaro Lozano, comisionado para guardar la casa de su jefe, lo que motivara una serie de careos entre ellos, según se supo ayer en fuentes cercanas al Juzgado.
Las contradicciones se refieren únicamente a puntos del relato que cada uno hace del momento de los hechos, que es lo que importa, según se dijo, en el proceso seguido por homicidio contra los agentes.
Algunas de las discrepancias que aparecen de autos por el momento son las siguientes:
1. José Armendáriz y Canuto Silva declaran que Pérez Jiménez les había dicho que Emilio Cavazos rondaba su casa y que ahí lo podían encontrar. Por su parte, Pérez Jiménez declaró: Yo no sugerí ni a Abdo ni a los demás agentes que intervinieran en el asunto, el lugar donde podrían localizar a Emilio Cavazos, pues los agentes como policías que son ya saben sus deberes y sólo se encargan de cumplir con su deber.
2. El propio Armendáriz afirma que “el día de los hechos en la tarde”, su jefe Pérez Jiménez les había dado a él y sus dos compañeros una orden de aprehensión dictada por el Juez de Distrito en contra de Emilio. A su vez, Pérez Jiménez declara: “Recibí del Procurador una orden de aprehensión en contra de Emilio, unos dos o tres días antes de que muriese. Tan pronto como tuve la orden la entregué para su ejecución a uno de mis subalternos.
3. El mismo agente Armendáriz dice estar seguro que no había ninguna persona en la casa de Pérez Jiménez. El sub-jefe del Servicio Secreto manifiesta sobre este particular que casi tiene seguridad de que en su casa estaba Mateo Amaro Lozano, a la hora en que perdía la vida Emilio. Por su parte, Mateo dice que el día de los hechos él se encontraba en la casa de su jefe, precisamente en las últimas piezas.
Cabe hacer notar que en sus declaraciones, Lozano dice que no oyó las llamadas que hacía Emilio, porque se encontraba dormido; y por otra parte, manifiesta que sí escuchó cuando llamaba a la puerta el agente secreto Pablo Abdo, a quien le abrió para que telefoneara.
Opiniones de abogados
Diversos abogados fueron entrevistados ayer por El Norte en relación a su parecer jurídico sobre el probable sentido del fallo; y aunque manifestaron estar enterados de lo actuado en el expediente a través de este diario, se excusaron de hacer todo género de pronóstico.
En general, puede decirse que las opiniones se encuentran divididas, al grado de que se comentó en las mismas fuentes y corrillos que algunas personas casaban apuestas, pero sin atreverse a sostener determinado punto jurídico respecto a la decisión procedente.
El subjefe de la Secreta rechaza indignado los cargos que le hacen
Categóricamente, y dando muestras de indignación que por un instante no pudo controlar, el subjefe del Servicio Secreto, negó ayer mismo las imputaciones que en su contra lanzó en autos la viuda de Emilio Cavazos, cuando se presentó a declarar previa cita ante el juez.
Pérez Jiménez, quien como autoridad pudo haber rendido su declaración por oficio, declaró personalmente ante el Juez que él solo fue transmisor de la orden del Procurador, relativa a la aprehensión de Emilio Cavazos, sin precisar a los agentes encargados de ella dónde y cómo ejecutar la dicha orden, contra lo declarado por los agentes inculpados, en el sentido de que Pérez Jiménez les dijo que podrían encontrar al hoy occiso rondando su casa.
El sub-jefe desmintió también las imputaciones de la viuda de Emilio, señora Zoila de la Peña, negando que él estuviera en combinación con su esposo, que fueran amigos, que hubiera recibido de Cavazos un proyector de cine como regalo, y demás cargos que aparecen transcritos en otra parte de esta información.
Textualmente, el señor Pérez Jiménez declaró al juez lo siguiente:
“El día de los hechos en que perdió la vida Emilio Cavazos, yo recibí entre siete y media y ocho de la noche una llamada telefónica de Pablo Abdo, comunicándome que estaba herido o muerto el citado Cavazos, diciéndome además que los hechos habían ocurrido frente a mi casa”.
“Posteriormente me comuniqué con mis superiores, notificándoles lo sucedido”.
“Enseguida me trasladé al lugar de los hechos en compañía de la policia preventiva, encontrándonos que en la acera del frente de mi casa había un individuo que al parecer presentaba lesiones de arma de fuego. No pude precisar si estaba muerto o no”.
“Únicamente conocía de vista al hoy occiso, sin cultivar amistad con él”.
“Recibí del Procurador una orden de aprehensión en contra de Emilio unos dos o tres días antes de que muriese”.
“Tan pronto como tuve la orden de aprehensión, la entregué para su ejecución a uno de mis subalternos, de nombre Pablo Abdo Assef”.
“Yo soy el transmisor de la orden que me giró el Procurador y en estas condiciones me concreté únicamente a decirle a Abdo que se encargara de la aprehensión”.
“Yo no le sugerí ni a Abdo ni a los demás agentes que intervinieron en el asunto, el lugar donde podían localizar a Emilio, pues los agentes como policías que son, ya saben sus deberes y sólo se encargan de cumplir su trabajo”.
A preguntas del Juez licenciado Gilberto Villarreal, el señor Pérez Jiménez contestó:
Que no le había regalado Emilio ningún proyector de cine.
Que él no cree que el hoy occiso tuviera alguna enemistad fuerte o débil con él.
Que no sabe explicarse por qué Emilio andaba rondando su casa.
Que el hoy occiso nunca visitó su domicilio.
Que sin poder precisar la fecha, sí recuerda que en una ocasión detuvo a Emilio, porque sabía que éste traía placa de la Comisión Federal de Seguridad, cerciorándose que no la portaba.
Después de leer las declaraciones de la señora Zolia de la Peña viuda de Cavazos, dijo que todo era completamente falso y que era indigno.
A preguntas del Agente del Ministerio Público, el señor Pérez Jiménez repuso: que casi tiene seguridad de que en su casa estaba Mateo Amaro Lozano a la hora en que perdía la vida Emilio Cavazos.
Que Mateo es agente del Servicio Secreto.
Que Abdo no tiene llave de su casa. Que sí sabía que Cavazos se dedicaba a actividades delictuosas.
“Conozco a un tal Rogelio González, que fue agente del Servicio Secreto, mas no se relaciona a esta persona con la que el fiscal me señala”.
Que el citado Rogelio González que él conoce, no le presentó a Emilio Cavazos; y, por último, que el día de los hechos no vio a Cavazos.