Espontáneamente declara ante el juez
Monterrey.- La viuda de Emilio Cavazos, señora Zolia de la Peña, admitió ayer ante el Juez Tercero Penal que su esposo era traficante de mariguana, y sin atreverse a lanzar una acusación formal contra el Subjefe de la Policia Secreta, le atribuyó el delito de cohecho, al afirmar que el hoy occiso le pasaba todos los lunes una “corta” para dejarlo operar libremente.
Denunció asimismo que su esposo fue acribillado a tiros para impedir que al aprehenderlo otra policía distinta de la secreta, Emilio delatara al propio Pérez Jiménez.
Aunque dijo ignorar los hechos relativos a la muerte de Cavazos, su esposa se presentó ayer espontáneamente ante el Juez, a rendir declaración informativa en los términos siguientes:
Dijo que supo por boca de su esposo que él era amigo de Pérez y que no sabe cómo sucedieron los hechos, en virtud de que no se encontraba en donde acontecieron.
Agregó que un día antes de morir, su esposo le dijo a ella que tenía una cita con Pérez Jiménez para el día siguiente por la tarde, y que el día que sucedieron los hechos llegó Emilio a las dos de la tarde diciendo que llevaba prisa, pues estaba citado con el jefe policiaco para tratarle sobre la libertad de Sergio Herrera, ex cantinero del hoy occiso, quien desde hacía dos meses ya no trabajaba con Cavazos y que si éste lo iba a sacar era porque la madre de Sergio se lo había suplicado.
Siguió diciendo que tan pronto comió Emilio en su casa, salió de inmediato para hablar con Pérez Jiménez, habiendo regresado a su domicilio como a las cuatro de la tarde, diciéndole a ella que ya había hablado con dicho funcionario y que éste le había dicho que fuera a su casa entre las 7 y 8 de la noche y que ahí le entregaría a Herrera, ya que en esta forma nadie se daría cuenta, por no haber gente que los pudiera ver.
Que cuando salió Emilio de su casa a las cuatro de la tarde, le pidió a ella la cantidad de cinco mil pesos, que la declarante le dijo que sólo tenía cuatro mil pesos, mismos que le entregó a su esposo, agregando que este dinero lo necesitaba para darle una “corta” al jefe Pérez Jiménez.
Añadió que a ella le platicaba su esposo que los lunes de cada semana se entrevistaba Emilio precisamente en el domicilio de Pérez Jiménez, a fin de darle una “corta” para que lo dejara vender mariguana.
Que ella sabe que la amistad que tenía su esposo con Pérez Jiménez fue debido a que un señor de nombre Rogelio González, que vive en la Villa de Guadalupe, lo presentó, y que desde entonces cultivaron una estrecha amistad.
Continuó diciendo que antes de conocer su esposo a Pérez Jiménez, nunca se había dedicado al tráfico de mariguana; pero que con posterioridad a esa amistad, le dijo Pérez Jiménez a Emilio que lo iba a ayudar permitiéndole la venta de mariguana, siempre y cuando le pasara una “corta”.
“Pocos días antes de la muerte de Emilio, supe que había una orden de aprehensión en contra de mi marido, porque un señor de nombre Donaciano Villarreal (él se encuentra recluido en el Penal del Estado) acusó a Emilio ante las autoridades de que él lo abastecía de mariguana”.
“A raíz de esa orden de aprehensión, Emilio se retiró de las actividades de la mariguana, y así se lo comunicó a Pérez Jiménez, disgustándose éste con él, en virtud de que ya no recibiría un centavo más”.
“Creo –sin afirmar– que el móvil que tuvieron para matar a mi esposo fue que posiblemente lo detendría, por la orden de aprehensión existente, otra policía que no fuera la secreta y temía Pérez que Emilio dijera lo que sabía de él”.
“Sé, por parte de mi esposo, que la casa de Pérez Jiménez es muy elegante y modernista por dentro. Sé también que Emilio le había dado a Pérez un aparato para pasar películas, creyendo que la marca de tal aparato sea Riviere, sin estar segura de esto”.
“Mi esposo no era desconocido para Pérez Jiménez, y lo dicho por mí no es una actuación, sino únicamente quiero que las autoridades judiciales se den cuenta de la situación”.
“Cuando Emilio le regaló el proyector de cine a Pérez Jiménez, éste le regalo a mi esposo un rollo de películas de caricaturas para diversión de mis hijos, mismo rollo que conservo todavía en mi casa”.
El encargado de la casa de Pérez Jiménez estaba dormido
Mateo Amaro Lozano, agente del Servicio Secreto, que según consta de autos se encontraba resguardando la casa del Lic. Ignacio Pérez Jiménez, en los momentos en que se afirma perdió la vida Emilio Cavazos, el día primero del actual en la noche, declaró ayer ante el Juez de la causa instruida contra tres de sus compañeros, que él se encontraba dormido en esos momentos y que no se dio cuenta de nada.
Amaro Lozano, quien ocurrió al Juzgado portando una escuadra calibre 45 (que después se supo estaba descompuesta), fue desarmado por el C. Juez, entregándole dicha arma al Jefe de grupo, Donato Cárdenas, quien se quedó con ella fuera del recinto.
La declaración de Amaro, como quedó asentado en autos, dice textualmente:
Dijo que él no sabe nada, o más bien dicho, no sabe nada de los hechos en los cuales perdiera la vida Emilio Cavazos.
Agregó que lo único que sabe lo leyó en los periódicos de la localidad.
Declaró que tiene como cuatro meses de estar comisionado en la casa del señor Pérez Jiménez, sirviéndole de chofer y también haciéndole mandados.
Que el día en que sucedieron los hechos él se encontraba en la casa de su jefe, precisamente en las últimas piezas.
Que cuando se oyeron los disparos él creyó que eran cohetes, sin darle importancia a las detonaciones.
Dijo que abrió la puerta, en virtud de que estaban tocando fuertemente con la mano y que quien tocaba era Pablo Abdo; y que tan pronto como la abrió, Abdo se dirigió al teléfono y posteriormente éste se fue a la Inspección General de Policía.
Que antes de la llamada de Abdo no hubo ninguna otra, pues él no la oyó, en virtud de que se encontraba dormido.
Que no vio a ningún elemento policiaco que anduviera cerca de la casa que cuidaba.
Que él llegó a la casa de su jefe entre las dos y tres de la tarde, y ya no salió.
Que no conoció a Emilio Cavazos.
Que se durmió a las cuatro o cuatro y media de la tarde.
A pregunta del Agente del Ministerio Público, el declarante contestó:
Que la casa de Pérez Jiménez sí tiene timbre y funciona.
Que no escuchó el timbre porque estaba dormido.
Que lo despertaron para llamar por teléfono, y que como lo tiene ya dicho, fue Abdo.
Que no vio el cadáver de Emilio Cavazos.
Que no se dio cuenta que hubiera un muerto a pocos metros de la casa que cuidaba.
Que a las dos horas después supo de lo sucedido en la Inspección General de Policía.
Que a veces duerme de cuatro a ocho de la noche.
Que sí usa arma para sus labores.
Que nunca ha disparado su pistola, la cual mostró al Agente y el Juez, quienes se dieron cuenta que le faltan piezas y no traía balas.
Posible exhumación
En fuentes extraoficiales se supo ayer que depende del curso de los actos procesales la determinación de exhumar el cadáver del que en vida se llamó Emilio Cavazos, a fin de que los proyectiles que no fueron localizados durante la autopsia le sean extraídos.
Sin embargo, la misma fuente reveló que si mediante afirmaciones dignas de fe recibidas en autos llegare a ponerse en tela de juicio la calidad de los proyectiles, la exhumación y extracción de las balas podría ser ordenada por el juez.
Promete el Juez fallo imparcial y justo en el asunto
El Juez Tercero de Letras del Ramo Penal, entrevistado anoche a hora avanzada por El Norte, informó que ha estado estudiando el caso con todo detenimiento, y que se llevó el expediente a su casa, el cual mostró al reportero, con el fin de pronunciar hoy antes de las dos de la tarde un fallo justo e imparcial, de acuerdo con las constancias de autos y lo probado de ellos.
Dijo que lo único que importa para resolver sobre la situación jurídica de los inculpados, son las constancias del expediente y que no hará caso a las versiones o suposiciones que no obren en él y no se encuentren acreditados con las pruebas correspondientes.
Explicó que para pronunciar su resolución es necesario determinar si se encuentra acreditado plenamente el cuerpo del delito y si existen datos bastantes que prueben la existencia de la presunta responsabilidad de los inculpados.
Agregó que posiblemente hasta las diez y media de la mañana esperará la recepción de testigos presenciales de los hechos en cualquier sentido que resulten, y que a esa hora cerrará definitivamente la puerta de su despacho para pronunciar su resolución, sin poder atender a nadie, porque es motivo de responsabilidad la violación del término constitucional de las setenta y dos horas, que se vencen a las catorce de hoy.
[Continuará mañana…]