Monterrey.- Se acostumbraron a jugar con la ley federal del trabajo. En una maniobra sucia de simulación. Crearon los contratos temporales. Así muchos de quienes por años prestaron servicios jamás se enteraron de sus estatus. Sin generar antigüedad, solo como prestadores de servicios profesionales.
No es exclusivo de un solo giro de empresa. Los hay en empresas periodísticas, en universidades privadas, en PYMES. Con el advenimiento de la pandemia mundial, muchos de estos trabajadores han quedado en el desempleo. La desocupación fragrante comienza desde el momento de la negociación con los trabajadores con los responsables de recursos humanos.
En una doble facturación, les hacen saber cómo carecen de derecho para recibir una compensación por sus años de trabajo. La amenaza se cumple con el torpe razonar del cierre temporal de la junta de conciliación y arbitraje en Nuevo León.
Así de un día al siguiente, los trabajadores, sin importar el grado de estudios o sus capacidades laborales, se van sumando por cientos. Aún hace falta contar con los de outsourcing. De quienes no se lleva una contabilidad certera, pues simplemente no están inscritos en el IMSS. Sueldos infames y triquiñuelas sórdidas van quedando al descubierto. De un capitalismo arrasador y desgraciado.