Finalmente los cierres de AMLO en Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila no tuvieron el brillo que el candidato de Morena esperaba. Arropado por el Partido del Trabajo y por sus seguidores, el candidato de Morena se vio optimista y amarró votos para una contienda que se antoja de pronósticos reservados. Quizá la más tensa en los últimos años, la más riesgosa para los mexicanos, pues al parecer la paciencia se agota y la tendencia es que se elegirá al “menos peor”. Aunque la respuesta final se sabrá el mismo 1 de julio por la noche. Las opciones no son muchas. Un candidato priista, Meade, que paga los platos rotos de un gobierno al que lo único que le falta privatizar es el aire que respiramos y que lo más seguro es que haga el papel más triste de la historia tricolor. Un Anaya que parece niño aplicado y que ha crecido en la tendencia del voto pero que no termina de convencer. Un AMLO ya un tanto desgastado, muy arriba en las encuestas y ya casi con un pie en la silla presidencial.
FOTOS Y VIDEO: Martín Ábrego Parra
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