Ciudad de México.- Un proverbio popular afirma: A cada santo se le llega su día y a cada capillita su fiestecita, o a cada perro su garrote.
No es que pretenda ofender a nadie, ni al irracional ni al que se dice racional. Simplemente me refiero a que hoy somos y mañana, no, como cantara el poeta texcocano Nezahualcoyotl.
Hoy el presidente consejero del Instituto Nacional Electoral tiene todo para imponer su voluntad. Hágase mi voluntad y no la tuya pareciera advertirle al presidente de la república. No está dispuesto a reconocer que el partido lopezobradorista puede llevarse carro completo, como se dice en el argot político electoral mexicano.
Con todo su corazón y con todas las fuerzas de su alma, como representante del poder económico, cuando debería de ser el árbitro, imparcial, el dueño pasajero del INE llegará hasta lo ilegal para no dejar pasar nuevamente al lopezobradorismo en el filtro de las elecciones del domingo 6 de junio, como no pudo evitarlo en julio de 2018 porque el peligro para México se llevó poco más de 30.000,000 de sufragios.
Y no dudo que Lorencito ya haya planeado la manera de cambiar el rumbo de las elecciones, mediante una fina chapucería. Lleva todas las de ganar como representante de las clases dominantes económicamente.
La encomienda la tiene Lorencito de las muy altas esferas. Los partidos de oposición son nada, realmente. Ni siquiera pueden presumir de un gran dirigente, de una figura que aglutine multitudes, que tenga autoridad moral. Sólo puede hacer algo mediante el apoyo ciego de Lorencito, quien dispone de toda la maquinaria para defraudar electoralmente. Tiene experiencia. Lo ha hecho, mientras no tiene el candado de las mayorías a favor de un solo candidato.
Pero tiene el poder económico. Y no cejará en su intento de doblegar al presidente y más que nada porque, alega, y se dice en su interior, López Obrador lleva a México a un régimen comunista. Comunismo como el de Venezuela, el de Cuba, el de Corea del Norte, el de China y hasta el superado ruso.
Sin embargo, los senadores morenistas están seguros de que no tienen las manos atadas y ya planean ir con todo para cambiar de raíz al INE del modo más legal y legítimo, que pueda garantizar una verdadera democracia.
Será entonces cuando celebrará su fiestecita el representante de la extrema derecha, Lorencito, y sus adláteres en el Consejo General del organismo electoral jurisdiccional.
No habrá fuerza que proteja al actual INE, que a todas luces requiere una limpieza de cabo a rabo, y una reforma profunda para que sea realmente un organizador, un árbitro de los procesos electorales. Al actual INE lo van a defenestrar los senadores por no saber interpretar los signos de los tiempos.
Morena en el Senado prepara ya una reforma electoral para presentarla después de las elecciones del próximo mes de junio, ya que “es inevitable” la revisión del principio de legalidad de los órganos responsables de los comicios, “para que no abusen y no se excedan en sus facultades, ni invadan funciones del legislativo”, advirtió el viernes pasado, el 16 de abril, el coordinador de la Junta de Coordinación Política y líder de la mayoría en la llamada cámara alta, el zacatecano Ricardo Monreal Ávila, de acuerdo con el reporte, en el diario La Jornada, de la colega Andrea Becerril.
Y es que no puede ser que, por la firma de un suplente, se eliminen planillas completas o que, por el gasto de 14 mil pesos, se cancelen registros. Es hora de adecuar la legislación para establecer “con mayor precisión” las sanciones en las leyes electorales y “no permitir interpretaciones amplias, groseras y violatorias del principio de legalidad”, advirtió el ex gobernador de Zacatecas.
Entonces será el final de Lorencito y compinches.