Ciudad de México.- Aparentemente, hasta ahora nadie había citado el nombre propio, ni siquiera el de pila, del presunto asesino de la estudiante de medicina de la Unach, Mariana Sánchez Dávalos, aunque ya hay una persona “sospechosa” detenida en los separos de la Fiscalía estatal.
La más reciente novedad concreta fue la de la detención de la directora del centro de salud de Nueva Palestina, Anahí “N”, en calidad de “probable responsable de abuso de autoridad”. Pero ¿ésta es la asesina? Ella supo, presuntamente, del acoso que sufría la residente y, aparentemente, no hizo caso de la denuncia aquélla le presentó angustiosamente, más que otorgarle 3 días de asueto y “regalarle unos tamales” (¡?). Bueno. Esto dice la versión periodística.
Mariana, como vimos, cumplía su servicio social en esa clínica de Nueva Palestina, en el municipio de Ocosingo, Chiapas. Y ahí fue hallado el cadáver, ni si quiera encontrado, sino hallado (o sea que nadie lo buscaba). Nadie dice en qué rincón oculto a las miradas del personal médico y menos de pacientes. Presumo que en su cama del internado médico.
Pero por qué, si los fiscales disponen de toda la información, no se tiran a fondo en la investigación y conclusión de este caso de presunto feminicidio. A quién protegen. A qué le temen.
En el Código Penal Federal, el feminicidio se encuentra tipificado en el artículo 325, el cual establece lo siguiente:
“Comete el delito de feminicidio quien prive de la vida a una mujer por razones de género. Se considera que existen razones de género cuando concurra alguna de las siguientes circunstancias:
La víctima presente signos de violencia sexual de cualquier tipo;
A la víctima se le hayan infligido lesiones o mutilaciones infamantes o degradantes, previas o posteriores a la privación de la vida o actos de necrofilia;
Existan antecedentes o datos de cualquier tipo de violencia en el ámbito familiar, laboral o escolar, del sujeto activo en contra de la víctima;
Haya existido entre el activo y la víctima una relación sentimental, afectiva o de confianza;
Existan datos que establezcan que hubo amenazas relacionadas con el hecho delictuoso, acoso o lesiones del sujeto activo en contra de la víctima;
La víctima haya sido incomunicada, cualquiera que sea el tiempo previo a la privación de la vida;
El cuerpo de la víctima sea expuesto o exhibido en un lugar público.”
¿Cumple el asesinato de Mariana con estas condiciones? No lo sé. Nadie, más que el asesino, puede saberlo, y quién halló el cuerpo ya inerte. Los fiscales tienen la obligación de investigar si el asesinato cumple con los requisitos para ser tipificado como feminicidio.
Y ahora nadie podrá saberlo porque, extrañamente, el cadáver de Mariana, que debió de ser guardado en un refrigerador, fue velozmente incinerado por orden del Fiscal. Hoy por hoy no puede definirse mucho en torno al asesinato de la residente de la clínica de Nueva Palestina.
Pero están revelándose, a manera de rumores, de informes anónimos, que pueden ser también “fake news”, nuevos datos que las autoridades ministeriales tienen la obligación de tomar en cuenta. ¿O es que esos anónimos salen de las entrañas de la Fiscalía como distractores? Qui lo sat…
Llegó a mi bandeja de entrada una interrogante, en un texto sin firma y sin nada, pero no por ello digno de desecharse. Es obligatorio investigarse:
Dónde está Fernando Cuauhtémoc…, presunto médico que habría acosado y agredido sexualmente a Mariana. Y la siguiente interrogante es muy temeraria: Por qué lo protegen los fiscales; por qué la Oficina del Fiscal no informa si Fernando Cuauhtémoc está detenido, o si anda de parranda, o si es real o un invento de la imaginación de quienes se especializan en publicar noticias falsas?
La versión sin firma y sin fuente de información, recibida en mi bandeja, asegura: “La única respuesta válida a la interrogante, ante la omisión oficial, es la protección del presunto asesino de Mariana. (José Manuel) Cruz Castellanos (Secretario de Salud de Chiapas) sabe que, de declarar el doctor Fernando Cuauhtémoc, se abriría una cloaca de acoso sexual en el sistema de salud chiapaneco...
Bueno, pero habría que esperar qué dice la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, quien informó la semana pasada que enviaría una misión, tanto para ayudar a los fiscales locales en la investigación del asesinato, como para remendar graves irregularidades cometidas en el proceso judicial, jurídico, académico administrativo etc.
Sánchez Cordero aseguró que ha tenido conocimiento de algunas irregularidades ya conocidas, como que Mariana solicitó su cambio y no fue removida de ese lugar; como que tenía algún compañero que la estaba acosando permanentemente; como que su cuerpo fue incinerado, aunque dicen las autoridades que antes de eso le practicaron la necropsia, obviamente que fue incinerado de manera bastante rápida, sin consentimiento, y sin darle cuenta a su familia de la doctora.
Tomando en cuenta todas estas irregularidades, el Gabinete de Seguridad, que se reúne en Palacio Nacional, acordó integrar un equipo de expertos, coordinado por la Secretaría de Gobernación y la de Seguridad Pública para ir a Chiapas a apurar las investigaciones y subsanar las graves irregularidades en el tratamiento del caso por la Fiscalía estatal.