Ciudad de México.- Se acerca el 8 de marzo –Día Internacional de la Mujer– y comienzan ya a aparecer las grandes denuncias de represión contra manifestantes, contra la violencia de género ejercida, no solamente por varones criminales, sino por la sociedad de consumo-desperdicio, que es la que conspira, con toda su mediática, contra las mujeres.
Imagine el efecto que produce en muchas mentes un anuncio de ropa interior, en el que se muestra a una mujer semidesnuda. Pareciera que no tiene ninguna importancia. Pero…
No sólo los varones violadores se ensañan contra mujeres que caen en sus redes. Todo el sistema del sálvese quien pueda, de todos contra todos, de el que tiene más saliva trague más pinole, violenta los derechos humanos, la integridad física, emocional y espiritual de las mujeres, sean adultas, jóvenes o niñas. Nadie lo denuncia, pero los machos que están detrás de la mediática, de la propaganda, de la publicidad, de la mercadotecnia son autores intelectuales de las violaciones sexuales, de los feminicidios. No me diga que no. Estos seres irracionales, los defensores del uso (sí, uso) de las mujeres para la publicidad, deberían ser llevados ante la justicia.
Así, tendría que darse una revolución profunda, absolutamente radical, para cambiar el concepto que los medios de comunicación, la mercadotecnia y la publicidad, así como las famosas networks, o redes sociales, tienen de las mujeres.
El sistema económico, los hombres y muchas mujeres de pensamiento único, “expertos” en comunicación de masas, lamentablemente ven en la mujer el estereotipo del consumo irracional, el móvil de la creación de necesidades absolutamente irreales, del objetivo del manoseo y del acto sexual, aunque no se exprese verbalmente, sí se manifiesta con imágenes sugestivas. Y las mujeres quedan en el centro como presas de caza.
Frente a esta situación deprimente, la organización que se manifiesta como defensora de los derechos humanos en el mundo, Amnistía Internacional, denuncia ahora, desde su página electrónica, y en ocasión de la fecha a celebrarse, que autoridades de algunos estados de la Federación persiguieron a mujeres que protestaban contra la violencia de género, con detenciones arbitrarias, agresiones verbales y físicas, amenazas, y hasta abuso sexual, con el fin de silenciarlas.
Se habrían perpetrado diversas violaciones a los derechos humanos de las mujeres en manifestaciones ocurridas en 2020, en cuatro estados de la Federación mexicana: Ciudad de México, Sinaloa, Guanajuato, Quintana Roo.
En todos los casos, cuerpos de policía perpetraron limitaciones al derecho a manifestarse, detenciones arbitrarias, intimidaciones y desalojos con uso excesivo de la fuerza, así como arrestos “preventivos” y detenciones, amenazas y dos casos de abusos sexuales a menores (en Guanajuato).
Quizá el caso más grave fue aquella manifestación, disuelta a tiros en Cancún, el pasado noviembre, para condenar el asesinato de una mujer que fue dada como desaparecida. En aquella manifestación, además, la policía realizó aprehensión de manifestantes; dejó tres heridos y una denuncia por violación.
Muchos asesinatos, desapariciones y abusos sexuales se han dado en la república mexicana, y en la mayoría de los casos los autores materiales de las agresiones permanecen en la impunidad. Esto generó enojo en muchas jóvenes y comenzaron a replicarse las protestas callejeras, en las cuales grupos radicales vandalizan monumentos y mobiliario público, con el pretexto de que sólo con esas acciones los gobernantes tomarían medidas para frenar la violencia de género.
Faltan cinco días para el 8 de marzo. Por lo que toca a Amnistía Internacional, esta organización exige que los propios gobiernos estatales, incluido en primerísimo lugar el de la Ciudad de México, cuiden que las manifestaciones de protesta sean respetadas, inclusive ante actos de mujeres furiosas contra el sistema. Es prácticamente el único día del año, el 8 de marzo, cuando muchas mujeres pueden sacar su profundo desprecio por los violadores de todo tipo de derechos femeninos.