GOMEZ12102020

ANÁLISIS A FONDO
¡Cuidado!
Francisco Gómez Maza

Ciudad de México.- Después de que el TEPJF dio por concluido el caso del desconocimiento de las candidaturas morenistas para Michoacán y Guerrero, la dirigencia del partido mayoritario sabe ya, con certeza, a qué atenerse, dónde está el adversario real. O ¿el enemigo?

     Si pierde el apoyo de los votantes que le dieron el triunfo en 2018, no habrá servido de nada su estrategia de cambios profundos. Claro. Nadie le aseguró que la tarea sería fácil:

     La cabeza del Instituto Nacional Electoral, personificada en Lorenzo Córdova, con el apoyo de la ultraderecha, y sostenida en los ordenamientos del código electoral, no descansará, en las próximas cinco semanas, antes del 6 de junio, día de las elecciones, en asegurar que, terminada la jornada electoral, habrá sido neutralizado López Obrador.

     El objetivo principal de los partidos antilopezobradoristas, ya lo sabíamos, es destruir la mayoría que Morena y aliados mantienen en el salón de plenos con la que han logrado las reformas constitucionales y la creación de leyes, que le permiten al presidente López Obrador cumplir con sus objetivos “transformadores”, hacia un sistema de más justa convivencia entre los sectores humanos de la sociedad.

     Pero el peligro de que el partido gobernante no logre mantener la mayoría legislativa es real. En el INE existe la disposición de, inclusive, emplear los tradicionales algoritmos para lograr la derrota de Morena. Una encuesta del periódico El País así lo concluyó. Morena perdería sólo con un fraude electoral del INE.

     Morena, indudablemente, tiene un enorme capital electoral en todo el país. Pero no puede soñar en que la confirmación de su mayoría de votos vaya a darse automáticamente, sin esfuerzos, frente a una oposición que, sin arrastre y sin cabeza propios, adoptó a las autoridades electorales como su dirigencia. Es decir: Córdova Vianello, apoyado en sus ad láteres, se constituyó en la cabeza del antilopezobradorismo. Y es apoyado por intelectuales orgánicos, periodistas, empresarios, académicos, amas de casa de las clases medias.

     A Mario Delgado, en calidad de presidente del Comité Ejecutivo Nacional de Morena, no le queda, pues, mucho tiempo. Sólo cinco semanas, a partir de ahora, para asegurar que los votos a favor de sus candidatos a diputados federales le sean suficientes para seguir manteniendo la mayoría. Y esta mayoría tendrá que mantenerla a pulso de votos, porque, adicionalmente, la oposición, personificada en el Consejo General del INE, no le permitirá, legalmente, la sobrerrepresentación, que le sirvió al sistema pripanista mantenerse en el salón de sesiones y concretar la supervivencia, por muchos años, del neoliberalismo y con este de la corrupción, la impunidad, la simulación y el cinismo.

     Al interior de Morena es momento de tomar decisiones finales. Actuar con claridad, reconocer errores y no olvidar que estas elecciones son definitivas. Con ellas está en juego la supervivencia de la 4T, tan odiada por los defensores del neoliberalismo.