Ciudad de México.- Hace algunas entregas, se informó en este espacio de lo que habían descubierto los expertos; de que la economía, tan maltratada por el confinamiento social obligado por la pandemia, pero más por la crisis del capitalismo, el proteccionismo, las guerras comerciales, entre otras epidemias, estaba dando indicios de que se recuperaría “de a poquito”, pian pianito. Dos pasos atrás, uno adelante.
Hay pronosticadores, ahora, que calculan una buena recuperación, que podría ser de un poco arriba del 5 por ciento, al término del año, si bien nos va con los semáforos epidemiológicos, la capacidad de los hospitales y una muy buena relación entre la oferta y la demanda, que pareciera que no andan de muy buenas porque la carestía de los bienes y servicios (inflación) está disparándose.
Ese 5.6 por ciento sería impresionante. Simplemente no se ha dado desde aquellos tiempos del Desarrollo Estabilizador cuando la economía crecía “a lo bestia” (muy arriba del 6), dirían los “economistas” de mi pueblo, de aquel pueblo globero, en donde se amarraban los perros con longaniza. Y ahora, sería de campeonato si se lograra 5.6 en tiempos de confinamiento social.
Poco antes de la pandemia y de este sexenio, calificado por los ideólogos de “populista”, el Producto Interno Bruto no rebasaba el 2 por ciento: La economía de aquellos tiempos del predominio del pripanismo, cuando imperaba la simulación; cuando los pasillos del salón de sesiones de las cámaras parecían mercados o pisos de remate, donde se negociaba con todo, con terrenos, acciones, ranchos, ganado, oro, plata, estados, municipios y hasta, aunque usted no lo crea, con drogas ilícitas, sembradíos de mota, entre otros productos.
Pero por lo pronto, el INEGI acaba de destacar que el Producto Interno Bruto (PIB) aumentó 0.4%, en términos reales, en el trimestre enero-marzo de 2021. Sin embargo, ese 4 no significa mucho. O mejor dicho no significa nada. Es “en términos reales”. Y los términos reales no van realmente con la realidad. El Instituto aclara que, en su comparación anual, la Estimación Oportuna del Producto Interno Bruto, con series desestacionalizadas, mostró un retroceso, en términos reales, de 2.9%.
(Desestacionalizar, y aquí está el quid de lo real en economía, consiste en ajustar y remover, de las series originales, los efectos de un componente estacional y del efecto calendario (semana santa y días feriados), o sea cuando no se trabaja, cuando se para la maquinaria productiva, con el objetivo de propiciar una comparación razonable de la actividad productiva entre diferentes periodos.
Los expertos están confiados, con todo, en que el PIB se comporte como lo han calculado. Y más ahora que la economía de los Estados Unidos está empezando a dar muestras de que va a cerrar fuerte, con la política del presidente demócrata Joe Biden.
En los 100 días que el católico lleva en la presidencia la economía mexicana se ha beneficiado de sus planes y políticas, porque han contribuido a mejorar los pronósticos de crecimiento para este año. La relación comercial ha superado con creces las expectativas, tanto que nuevamente México ha logrado ser el primer socio de Estados Unidos. El desempeño previsto para la economía estadounidense será el principal motor económico de México, ante el débil desempeño de la demanda interna.
Pero no todo son realidades buenas, ni expectativas mejores. Las familias más afectadas por la crisis económica del Covid-19 están en México. Según una encuesta realizada entre 26 países miembros de la OCDE, el 66.1% de los mexicanos perdió su trabajo o su negocio y reportaron estar sufriendo dificultad financiera, dato muy diferente al promedio de los demás países que es del 31%. Un 26.4% de los entrevistados en México dijo haber fallado en el pago de sus gastos corrientes y el 40.1% tomó dinero de sus ahorros para solventar su situación. Según el estudio, el 10.7% de los mexicanos están pasando hambre debido a la falta de dinero.