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ANÁLISIS A FONDO
Eran una plaga
Francisco Gómez Maza

Ciudad de México.- La verdad: la desaparición de los 109 fideicomisos y fondos, creados en tiempos de corrupción e impunidad, que manejan con opacidad supina 68 mil millones de pesos, supuestamente para financiar causas justas, significa mucho más que los intereses de quienes controlaban esos recursos, supuestamente destinados a buenas obras.

     Vamos a creer que eran honestamente manejados, aunque su desaparición, aprobada por la mayoría de la Cámara de Diputados, conformada por diputados de Morena y del PES, indica que no, su administración es, por lo menos, muy opaca. Y opacidad significa que ahí hay algo o mucho sucio. Se conocen casos, realmente escandalosos, de manejo arbitrario de fondos destinados a urgentes prioridades, como los daños causados por fenómenos naturales, inundaciones, terremotos, o la pandemia del coronavirus. Son del dominio de todos. En estos gobernaba el sofisma de “A río revuelto, ganancia de pescadores”.

     Dicen en mi pueblo y esto tienen que oírlo quienes se rasgan las vestiduras por la desaparición de tales estructuras, que son como pilas de agua bendita: “Para qué tantos brincos, estando el suelo tan parejo”. Mejor ni buscarle, porque saldría más tóxico el remedio que la enfermedad. Los barones y las damas del PAN, calladitos se verían más bonitos. Tienen una larga cola que les pisen. ¿O no, Josefina Vázquez Mota?

     Los defensores de los fideicomisos afirman que, con su desaparición, quedarán desprotegidos muchos, entre los cuales están artistas, intelectuales, escritores, cineastas, defensores de derechos humanos, periodistas perseguidos, entre otros.

     Hay organismos presuntamente apartidistas, como la Federación Mexicana de Organismos Públicos de Derechos Humanos (FMOPDH), la misma Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de Rosario Piedra, gente del Presidente, y la Oficina en México del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos (ONU-DH) que manifestaron, inmediatamente, su preocupación por la eliminación del Fideicomiso del Fondo para la Protección de las Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, destinado a implementar medidas para proteger a las personas defensoras de derechos humanos y periodistas en riesgo como consecuencia de su labor.

     La desaparición de los fideicomisos y fondos, con todo, asegura el propio presidente de la república, no necesariamente dejará sin apoyo a quienes requieren de apoyo. Este será otorgado en forma directa, sin intermediarios. Cuando mucho, la entrega de recursos por parte de la Secretaría de Hacienda será más burocrática por aquello de que las cosas en palacio caminan lento. Siempre son lentas.

     Esperamos que la celebración organizada por la diputación de Morena, la madrugada de este jueves 8 de octubre, en el salón de sesiones de la Cámara, luego de que aprobaron la desaparición de las estructuras que hasta ahora administran los dineros, sea un buen augurio de que los apoyos a las personas concretas seguirán fluyendo y más expeditos. Libres de obstáculos e inconvenientes.