GOMEZ15062020

ANÁLISIS A FONDO
Ojalá los rebrotes no sean peores
Francisco Gómez Maza

Ciudad de México.- Hay decisiones incomprensibles de los gobiernos de la CuartaTransformación. Nunca he entendido por qué el gobierno de la Ciudad de México tiene miedo de que sus enemigos lo tachen de represor, cuando se trata de defender los derechos de los ciudadanos de la furia de envalentonados destructores, que no sólo vandalizan monumentos artísticos e históricos de la ciudad, sino que atentan contra bancos y comercios que encuentran a su paso.

     Otra decisión no muy comprensible es el relajamiento de las actividades humanas y sociales, en momentos en que la pandemia de Covid-19 está en todo su esplendor.

     Entiendo que hay que reactivar la economía, pero cualquier gobierno tiene la suficiente capacidad para lograr que la actividad económica se levante sin exponer a la ciudadanía, que se mueve inconscientemente en masa y ya la estoy imaginando sin guardar la sana distancia, sin protección, exponiendo sus ojos, su nariz y su boca al nuevo coronavirus.

     Este lunes 15 de junio lo estaremos viendo. Será la locura porque millones de personas asumirán que la pandemia se ha acabado y que ya pueden hacer y deshacer en las calles.

     Cambiar el semáforo de rojo a naranja quiere decir relajación y no son muchos los que fijan su atención en la prensa, en el resto de los medios de comunicación y sólo actúan de oídas. Ya lo estoy viendo. La gente, la inmensa mayoría, estará segura que hoy ancha es castilla. Los mexicanos no somos muy cuidadosos con nuestra propia vida y mucho menos con la vida de los demás.

     Ya está ocurriendo el rebrote en países que decretaron el relajamiento de la cuarentena. Inclusive en China donde se dio por concluida la pandemia hace por lo menos un trimestre. En Estados Unidos está ocurriendo otro tanto. Hay otros países a los que no les fue tan mal y declararon el desconfinamiento. Ahora están viendo rebrotes perturbantes.

     Dice el presidente López que regresemos a esa famosa “nueva normalidad”, que no entiendo qué significa, sin miedo ni temores; que todos frenamos el contagio y debemos mantener las medidas sanitarias, comer sanamente, ejercitarnos, ser solidarios, asumir nuestra libertad y cuidarnos mutuamente.

     Palabras incomprensibles para las mayorías. Cuánta gente en México, por ejemplo, puede comer sanamente, si siempre ha vivido en la pobreza y muchos en la pobreza extrema, sin agua corriente, en perpetua recesión. Y menos tienen tiempo de ejercitarse porque tienen que buscarse lo indispensable para sobrevivir. Es un sueño guajiro, presidente.

     Pero bueno. La Ciudad de México comienza hoy lunes la transición de semáforo rojo a naranja, como lo informó la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum. Veremos quién baila mejor la manzanilla. Nadie quiere sufrir de Covid-19. Nadie querría morir y ya contamos muchos muertos.

     Que la reapertura será escalonada en la semana del 15 al 28 de junio. Sin embargo, los rebrotes no serán escalonados. El SARS-COV-2 no tiene razón. Agrede de boca a boca, de palabra a palabra, te puede contagiar con cualquier descuido.

     Cuánto me gustaría no tener razón.

     La señora Sheinbaum explicó que el lunes 22 la ciudad estaría ya en semáforo naranja. Me parece más cuerdo el gobierno del Estado de México, encabezado por Alfredo del Mazo. Y el Estado de México abarca gran parte de la Ciudad de México. De veras que lo deseo de todo corazón. Espero equivocarme y no se dé el rebote de la enfermedad. No quiero que sigan muriendo más amigos, más familiares, más desconocidos. La vida de cualquiera sí vale.

     Pero bueno. La suerte está echada. No le queda más a este amanuense de la sociedad decir que no salgan a la calle si no tienen nada absolutamente indispensable que hacer. Y háganlo muy bien protegidos. No se fijen que el presidente pone un mal ejemplo al no usar ninguna protección.