Ciudad de México.- Los enemigos del presidente López Obrador buscan donde no hay para intentar desacreditarlo.
Ahora salen con que “vacunarán contra covid-19 a millones de mexicanos… pero en Estados Unidos”, afirmación de muy mala leche, que no tiene qué ver en nada con la realidad mexicana y menos con la estadounidense.
Simplemente, como dice el gallego, tales ataques son parte de una táctica de quienes no quieren al tabasqueño, sólo por joder, porque no tienen argumentos. Pero, hablando de propagandistas que se autodenominan periodistas, andan desatados. Les quitaron los embutes y ahora están desbocados, sin freno, haciéndoles el caldo gordo a las derechas.
Su desventaja mayor es que sus acusaciones no tienen fundamentos, carecen de pruebas; son simplemente exabruptos emanados del odio irracional, de la fobia al cambio de régimen.
Con todo. De ser cierta la afirmación, no son comparables ambas realidades. México y Estados Unidos son dos mundos muy diferentes, contradictorios. Y suponiendo que vayan a vacunar a “millones” de mexicanos, es porque en la economía estadounidense hay unos 38 millones. Y si estos enferman, van a contagiar a los anglófonos, y ni a estos ni a las autoridades les convienen más muertos.
En México también vacunarán a millones de mexicanos. Hay 126.000,000 de habitantes en este país. La mayoría de los cuales tienen que ser vacunada contra covid-19, si ellos quieren porque la vacunación no es obligatoria. Pero habrá quien o quienes no se quieran a sí mismos y no se vacunen.
Pero los opositores, la prensa defensora de los intereses de las clases dominantes, que fueron afectadas por el cambio de régimen y ahora no reciben “luz” del gobierno, pues están dedicados a inventar “noticias” para desacreditar, desprestigiar, a López Obrador. Y así se la pasarán el resto del sexenio. Claro. Lo que buscan es derrocar al gobierno electo por la mayoría.
Ahora han intensificado sus ataques porque el país está preparándose para las elecciones, importantes elecciones, que se celebrarán el domingo 6 de junio para cambiar diputados federales y locales, la mitad de las gubernaturas del país, presidencias municipales entre otros, y no paran de inventar “noticias” falsas para desacreditar al mandatario.
Intentan despojar al partido Morena (Movimiento de Renovadora Orientación) de la mayoría en la Cámara de Diputados para frenar al presidente en sus afanes de lograr la cuarta transformación de la vida nacional.
Pero los opositores “organizados” como el PAN, el PRI y el PRD y las cúpulas de intelectuales orgánicos no se han dado cuenta de que difícilmente convencerán a las mayorías de votantes, después de perder inmisericordemente todo, hasta la dignidad y la vergüenza en las elecciones de 2018, cuando el partido de López Obrador los hizo hedionda papilla. Y todo por ser nido de corruptos: Narcotráfico, latrocinios en detrimento del Erario, multimillonarios desvíos de dinero público, entre otros.
Tres meses quedan para llegar al día en que se pondrá a prueba una oposición desangelada, absolutamente desacreditada, defensora de la corrupción, de la impunidad, de la simulación y del cinismo.
Ese día –6 de junio– veremos quién tiene más saliva para tragar más pinole. Por el momento, los opositores son puro jarabe de pico. Y no se distinguen en lo más mínimo de los opositores irracionales, que aparecen en todos los sexenios, tanto que ha habido gobernantes que se inventan opositores para desarmar a sus enemigos.
En fin, como dice el adagio. De todo hay en la viña del señor. Y si no hubiera resquemores, odios, fobias entre los grupúsculos imitadores de la derecha, pues la vida política sería muy aburrida y el trabajo de los periodistas profesionales no tendría motivos para ser atractivo a los lectores.