Ciudad de México.- ¿Será verdad que el ex director de Petróleos Mexicanos, Emilio Lozoya Austin, abrirá la caja de Pandora de la escandalosa corrupción del sexenio de Peña?
No hay que olvidar que el “testigo colaborador”, como lo bautizó la Fiscalía General, es parte del grupo de políticos que se dedicaron a saquear las arcas de la nación y a vender al país en el sexenio pasado. Él mismo se vio enormemente beneficiado de la corrupción.
¿Será que dirá la verdad sobre los hechos de corrupción en los que se vio involucrado él y tanta gente, así como el propio presidente Peña, a quien aparentemente no investiga la Unidad de Inteligencia Financiera, como lo ha declarado el propio presidente López Obrador?
Cuánto tiempo tardará el proceso de investigación y aclaración de los hechos. Recuerde el fiscal que le quedan cuatro años y que es buen tiempo para repartir las responsabilidades (culpabilidades, diría) que salgan de las investigaciones. Son muy graves los delitos de corrupción que se le imputan tanto a Lozoya Austin como a quienes resulten responsables, incluyendo el propio presidente Peña, a quien, de acuerdo con la Constitución Política de los Estados Unidos, sólo se le puede acusar de traición a la patria.
Y pregunto: ¿el saqueo de las arcas nacionales, el reparto de moches entre legisladores para que aprobaran las “reformas estructurales”, concretamente la entrega del petróleo a particulares nacionales y extranjeros, la distribución de embutes en detrimento de la riqueza de la Patria, no puede considerarse traición a la Patria? Los seudoperiodistas embuteros y embusteros dirían que no.
Esta mañana del lunes 10 de agosto, en la conferencia de prensa matutina de todos los días, el presidente Andrés Manuel López Obrador consideró que fue bueno el que la Fiscalía General de la República (FGR) haya otorgado a Emilio Lozoya Austin, exdirector general de Petróleos Mexicanos (Pemex), el beneficio de ser testigo colaborador para que dé a conocer los detalles de lo que calificó como una “rapiña”, y cómo se repartieron el pastel, en referencia a los presuntos actos de corrupción en la compra de la planta de Agro Nitrogrenados.
Y no sólo en la compra de los Nitrogenados. También en las grandes cantidades de dinero que fueron destinadas por el PRI para comprar los votos en las elecciones pasadas, repartiendo a diestra y siniestra tarjetas de Monex y Soriana con $3,000.00 pesos cada una, presuntamente financiadas con el dinero de Odebrecht. Y fueron miles, o cientos de miles las que fueron distribuidas a los votantes, ante la vista gorda del órgano jurisdiccional encargado de organizar los procesos electorales y las elecciones, encabezados por el Instituto Nacional Electoral, presidido por Lorenzo Córdova Vianello. O cómo aviones, helicópteros y casas se convirtieron en el símbolo de la corrupción del “mirreynato” del hijo de Atracomucho.
Falta averiguar también las costosísimas residencias como la Casa Blanca, atribuida a la actriz de telenovelas, protagonista de La Gaviota, o la casa de campo de Luis Videgaray en Malinalco.
En conferencia de prensa, el titular del Ejecutivo federal señaló que el caso Lozoya se debe de indagar e ir a fondo, aunque en realidad la FGR realiza las investigaciones con sigilo. Nomás que no se tarde mucho o se quede en el olvido.
En Palacio Nacional, el mandatario aseguró que según la información con la que cuenta, la FGR ya tiene un expediente sobre la compra de la planta chatarra (Nitrogenados) y señaló que Lozoya Austin ya ha comenzado a declarar sobre esta compra,
“Según la información que poseo, dijo López Obrador, parte de la declaración del señor Lozoya tiene que ver con lo de la compra de la planta fertilizantes. Ya está el proceso, ya está declarando el señor Lozoya.