Ciudad de México.- Lo que la actual “oposición” destruyó en menos de un siglo no podrá, por más que insista, reconstruirlo en unas elecciones, sobre todo, luego de venir de la más estrepitosa derrota de la historia, la de julio 6 de 2018. Y no obstante la candidatura de Félix Salgado Macedonio, acusado de violación sexual, a Guerrero; a pesar de la valla de metal que separa a Palacio de las feministas.
El llamado Partido Revolucionario Institucional que, en los tiempos del capitalismo salvaje, cambió su auto calificación, pasando de nacionalista revolucionario al inexistente centro, perdió la presidencia y el Congreso por obra y gracia de la corrupción, la impunidad, la simulación y el cinismo de los presidentes de la república, y sus séquitos que abanderó después de José López Portillo, autoproclamado “el último presidente de la revolución”.
Los panistas –Vicente Fox y Felipe Calderón– no supieron nada más que ahogarse en el fango de la corrupción que aprendieron de sus presuntos adversarios priistas. Pasaron a la historia como los más infames traidores a su propio mandato político y de su propia moral seudo religiosa.
Ahora, los “opositores” atacan con lo que pueden –a cacerolazos y microfonazos, o con herramientas destructoras, durante la marcha de celebración del Día Internacional de la Mujer– al “peligro para México” y, como no tienen argumentos lógicos, lo acusan de comunista, de machista, incluso de corrupto.
Sin embargo, los analistas, los observadores independientes ven a los “opositores” muy lejos de lograr sus objetivos.
El escándalo, la gritería que hacen no puede ocultar los hechos. Los hechos son argumentos irrefutables. Y el partido del presidente López Obrador, el Movimiento de Regeneración Nacional, a pesar de varios de sus miembros (léase Félix Salgado Macedonio, candidato al gobierno del estado de Guerrero, acusado por presuntos delitos sexuales y rechazado, no sólo por la oposición, que es comprensible, sino por mujeres del mismo Morena, entre ellas prominentes legisladoras) va viento en popa a obtener las mayorías en la jornada electoral del 6 de junio próximo.
Califican al presidente de lo peor, aunque él se lo ha ganado por graves errores políticos. Es el caso de algunos “periodistas” (locutores) por encargo, que son incansables denostadores y falsarios. Pero, viendo las tendencias político electorales, a la vista de todos, inclusive sin tomar en cuenta a las encuestadoras, no han logrado hacer mella en el prestigio del mandatario, quien debe deslindarse de su compañero de partidos, Salgado Macedonio, que es un carbón encendido en sus manos y en las de Morena.
Son pues dos carbones encendidos: el candidato a la gubernatura de Guerrero y el muro de fierro, que, digan lo que digan algunos morenistas, separa, divorcia a López Obrador de las mujeres feministas.