GOMEZ12102020

ANÁLISIS A FONDO
¿Y la seguridad del Presidente?
Francisco Gómez Maza

Ciudad de México.- Este domingo y el lunes hubo varias noticias de ocho columnas, o de primera plana, como dicen los periodistas. Destacaron dos informes que tienen que ver con la aparentemente nula vigilancia de la seguridad del Presidente de la República. De este asunto se ha hablado mucho en los medios, pero el mandatario lo desestima.

     Por la tarde del domingo, cuando desembarcaba del avión que lo condujo de Guadalajara a Ciudad de México, el presidente López Obrador fue agredido con palabras soeces por un grupito de pasajeros y, por lo que vieron quienes iban cerca, el mandatario no traía ninguna protección.

     López Obrador ha insistido en que no la necesita porque no tiene nada qué ocultar y es de quienes creen que quien no debe no tiene por qué temer. Afortunadamente, la agresión verbal al mandatario no pasó de una retahíla de mentadas al estilo mexicano. Con todo es un hecho que se repite y que tiene que ser tomado en cuenta por quienes tienen a su cargo el cuidado del personaje.

     El segundo hecho sí resultó muy preocupante, pues reveló que el mandatario no tiene quién lo cuide, desde que ordenó la disolución de las guardias del Estado Mayor Presidencial.

     Mire qué peligroso: El Salón de la Tesorería está en el interior de Palacio Nacional. Tendría que estar resguardado por elementos del Ejército. Y para llegar a él se tienen que caminar un largo trecho, al interior del edificio, desde la calle Moneda.

     Imposible ingresar si no se tiene un gafete de Comunicación Social.

     Sin embargo, increíble pero cierto. Mientras, el procurador federal del consumidor, Ricardo Sheffield Padilla, ofrecía su informe sobre los precios de las gasolinas, un hombre joven entró por la parte posterior del salón y abordó al presidente López Obrador, durante la conferencia matutina llamada la Mañanera. Impunemente se plantó frente al mandatario mientras el procurador del consumidor daba su informe a los reporteros.

     Varios minutos, López Obrador sostuvo una conversación con el intruso hasta que terció la directora de Atención Ciudadana de la Presidencia, Leticia Ramírez, quien tomó al hombre del brazo y lo sacó del salón. Se supo que quien se aprovechó de la inseguridad es presuntamente originario de Durango, que estuvo preso acusado por cuestiones de droga; que estuvo dos años encerrado y que no puede rehacer su vida.

     Sea lo que fuere, lo grave – gravísimo, diría– es la inseguridad en la que se desenvuelve el presidente de la república. Y eso es preocupante, no porque alguien sea o no lopezobradorista, sino porque el tabasqueño es el presidente. Y mucho de lo que le ocurra o le pueda pasar tiene efectos absolutamente negativos sobre la república.

     Qué pasa con la seguridad. No es nada fácil conseguir un gafete que permita entrar al salón donde se desarrolla la conferencia matutina. El salón de la Tesorería de Palacio Nacional debe ser resguardado por elementos de la Policía Militar (PM).

     En otros escenarios, nos almorzamos con una muy buena noticia, ocurrida en Tepic. El ex gobernador Roberto Sandoval y su hija Lidy fueron puestos como objetivo de las policías. La Fiscalía estatal informó que un juez de control otorgó orden de aprehensión contra padre e hija.

     El juez consideró que el delito materia de la solicitud de la orden de aprehensión es de especial relevancia e impacto social, dada la cantidad desmesurada de las operaciones reportadas en detrimento económico de las finanzas públicas de Nayarit, señaló.

     Sandoval Castañeda y el ex fiscal del estado, Édgar Veytia –éste, preso en Estados Unidos por narcotráfico- son investigados por actividades ilícitas como el secuestro, extorsión, despojo, robo, amenazas, enriquecimiento ilícito y homicidio.