Monterrey.- ―Tengo una duda, maestro…
―Si me permites puedo ayudarte, más no prometo aclarar nada.
―La verdad, no sé tampoco sí quiero aclarar esto…
―Es tu duda, tú decides si conservarla o no.
―Pues es una pregunta que tengo metida en la cabeza desde hace varios días y no me deja dormir. Dígame si usted lo sabe, maestro ¿Podemos desaparecer?
El maestro medita un momento, mira a su alumno, y le dice:
―Si… Cuando perdemos la esencia y lo que queda son solo marcas. Cuando solo dejamos huellas por donde pasamos, rastros que demuestran que ya no estamos ahí y que, por lo tanto, dejamos de existir al menos en ese espacio y bueno, desaparecemos. Cuando cambiamos, cuando mudamos de naturaleza volviéndonos otra sustancia y dejamos de ser lo que éramos, también desaparecemos. Los recuerdos son parte de ello, asimismo…
―Maestro, creo que no me explique bien, ¿puedo estar aquí, frente a alguien, y aun así desaparecer para esa persona?
El maestro asintió despacio y dijo:
―De eso es de lo que estoy hablando…
Ambos se sumieron en un silencio pensativo y continuaron andando juntos sin decir una palabra más.