Monterrey.- Y así vamos bailando por la vida, tratando de mirar entre la bruma. Soplando de vez en cuando para que la brasa no se apague, enterrando esquelas de aparatosos olvidos. Desdibujando para poder avanzar con diseños nuevos, arrastrando esperanzas que nos permitan soñar. Seamos locos, andemos libres, aunque la señora de enfrente piense lo contrario, aunque los niños nos ignoren y los ancianos nos miren con asombro. Escalemos toboganes y deslicémonos por escaleras. Dejemos que la vida fluya sin deliberar demasiado. Luego aparecerán sin atavíos ni solturas, las musas vendrán solas… y te tocarán, o te golpearán, incluso vomitarán sobre tu rostro. Y entonces reirás como si jamás hubieses sufrido y suspirarás como si nunca tuvieras que haber esperado.