Monterrey.- Como una brisa interminable me hablas, y tus palabras pasan de la lluvia al aguacero cantado. Será que tus palabras hirientes las relaciono con la lluvia porque afuera llueve. Aunque es algo que no importa, siento ahora más nubarrones en el corazón que los que he visto a lo largo de mi vida. Y tus palabras no se detienen, mojan mi alma hasta corroerla, hasta desintegrarla. Afuera, la lluvia trae la vida y continuidad, adentro, tus palabras son como lluvia ácida que expone mis huesos hasta desarmar mi esencia.