Monterrey.- Los morbosos y su dependencia por el dolor ajeno, brotando desde bocas laceradas y fingen no saber porque lo hacen. Las mujeres y su arrogancia victimizada (cuando les pides hablar de sangre) brotando como queja y alarde de su condición humana. El poeta viendo como el rojo escurre por su mente y trata de encarrilar sus pensamientos hacía algo un poco más palpable. El doctor que te conoce más de lo que crees a partir de una gota prediciendo tu futuro. El maestro que te enseña su recorrido a través de las vialidades del organismo… Pero para mí solo es comida, hace siglos que le perdí el asco.