Ciudad de México.- Quienes cuestionan el regreso a las escuelas pareciera que lo hacen sólo por estar en contra. Por joder, diría el gallego.
Los trabajadores y las trabajadoras han regresado a sus puestos de trabajo desde hace ya muchos meses –actividades industriales, comerciales y de servicios–, y la famosa tercera ola de la covid no ha sido lo fatal que pronosticaron los agoreros de la muerte; los enanos del tapanco, como decía el autonombrado último presidente de la revolución, José López Portillo.
Ha habido, sí, muchos contagios y muchos fallecimientos en los últimos días, pero detrás de los contagios y las muertes, tenemos que ser sinceros, ha habido una gran inconsciencia y, por tanto, una espantosa irresponsabilidad del respetable. Y una gran necedad, palabra que significa poca inteligencia. (La naturaleza de la vida y la constitución espiritual del hombre llevan en sí una tentación de necedad, aturdimiento y avidez.)
Sin embargo, por lo que se refiere a los niños y adolescentes, menos del 1.6 por ciento de los pacientes encamados en los hospitales lo constituyen menores de 18 años, de acuerdo con datos de la Secretaría de Salud.
Contra lo que digan sus detractores de la derecha yunquista, el presidente Andrés Manuel López Obrador tiene toda la razón, y da la razón a este periodista, al advertir que tenemos que aprehender a convivir con el virus de la covid-19.
Y este escribidor decía ayer que la escuela es el lugar físico más seguro para evadir al SARS-Cov-2.
Los focos de terrible infección están en los mercados públicos, en los supermercados, en las calles repletas de transeúntes, en los grandes almacenes. Así que, padres de familia, no duden en mandar a los niños a su escuela. Más tarde, cuando estén grandes, se lo agradecerán. Sólo pongan todo lo que está a su alcance para protegerlos, que en la escuela los protegerán sus educadores y maestros.
Y recuerden el dato. Algún periodista experto en epidemiología, en infectología, en virología soltó la versión de que “la tercera ola” iba a estar peor que el resto de “las olas”. Y sólo el 1.6% de los pacientes internados en los hospitales es de menores de 18 años.
Pero tomé en cuenta que el regreso a las aulas es voluntario.