La inclusión de la mujer en la toma de decisiones
Gobernación, la jefatura del Gabinete presidencial
Ciudad de México.- Destruye los mitos. Acaba con la generalizada creencia de que, para asumir una gran responsabilidad en una administración de gobierno, el hombre o la mujer, además de profundos conocimientos del asunto, requiere de experiencia, de la experiencia de un ser humano maduro en conceptos, ideas y lenguaje Cuánta diferencia en tiempo de vida hay entre Adán Augusto López Hernández y Luisa María Alcalde. De padre a hija, por ejemplo.
El ex secretario de Gobernación cuenta con 59 años de edad, a tres meses de cumplir los 60. Luisa María, cuenta con 35, a dos meses de su 36 cumpleaños. Digamos que, del conocimiento y práctica política de un padre, a la inexperiencia de una hija. Pero ya se palpó que Luisa María es inteligente, estudiosa, muy viva. La vi en San Lázaro de diputada moviéndose como pez en el agua. Y era mucho más joven.
Alguna vez le comenté que, estando yo en aquel Cencos del ingeniero José Álvarez Icaza Manero, uno de los fundadores de la Nueva Izquierda mexicana con Cárdenas Solórzano, Heberto Castillo, y aquella pléyade de grandes políticos, recibimos a su madre, Bertha Luján Uranga, relacionada directamente con la dirigencia del Frente Auténtico del Trabajo, que venía de Chihuahua con otros de sus compañeros para establecerse en la capital de la República. Aquí casó con Arturo Alcalde Justiniani, abogado de sindicatos. De ahí vino esta jovencita que ha sorprendido a muchos: diputada, secretaria del Trabajo y Previsión Social, y ahora con el máximo peso de la burocracia: la Secretaría de Gobernación, o sea la jefatura de Gabinete presidencial, el lazo por el que el Ejecutivo Federal se relaciona con los gobernadores y con la sociedad en general. No es una oficialía de partes que puede ser atendida por cualquiera. Se requiere, más que edad, sabiduría, conocimientos y experiencia. Y Luisa María, suponiendo que le falta alguna de estos asuntos, tiene una gran inteligencia y sensibilidad filosófica y política.
Como diputada tuvo un papel destacadísimo en la legislatura de 2012 a 2015; ahora como funcionaria ha tenido un rol muy destacado en las negociaciones entre organizaciones sindicales y sindicatos empresariales y empresas por si solas. El desempeño en la Secretaría del Trabajo y Previsión Social no es de “enchíleme otra”. El mundo del trabajo es muy problemático, complejo y en él se cultiva una gran corrupción entre los líderes sindicales, los representantes legales y autoridades.
No entiendo por qué aseguran opositores rabiosos que AMLO es un ignorante supino, cuando todas sus decisiones, y esto es comprobable, dan resultados concretos, positivos. Esta decisión de designar a una “muchachita” de 35 años al cargo más importante del gabinete puede ser calificada de absurda por cualquier opositor al gobierno de la 4T. Pero la experiencia dice que la nueva secretaria de Gobernación desplegará un buen rol en la conducción de la política interior. Es inteligente. Lo que no sabe lo investiga, lo pregunta.
No es pues trabajo de ancianos conducir la política gubernamental en asuntos internos. Se ve que el presidente AMLO está satisfecho con el trabajo desempeñado por su “hermano” tabasqueño, de Paraíso. Adán Augusto le cuidó todo, principalmente las espaldas. Y querría que él fuera el elegido para continuar con la política de transformación inaugurada en su sexenio. Nadie más lo podría hacer mejor. Adán Augusto conoce del asunto. Y AMLO está preocupado porque, fuera de su paisano, con cualquiera del resto de posibles, incluyendo a Claudia, la 4T no tiene garantía de continuidad.
Así que Gobernación queda en buenas manos. En manos muy jóvenes. En manos femeninas para que no se quejen de exclusión los feministas.