Ciudad de México.- En este espacio cotidiano, coincidimos totalmente con el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), institución académica cubana, ante la Escalada Agresiva contra Cuba. Obviamente, las manifestaciones “populares” callejeras en la Isla de José Martí son financiadas por el Departamento de Estado, que ahora comanda Antony J. Blinken.
Los subversivos del U. S. Departament of State están apretando las tenazas al gobierno de La Habana, en el marco del Bloqueo Económico, comercial y financiero, impuesto por Washington a La Habana, hace 60 años. México siempre se ha opuesto a esa forma de lucha, de imposición del gobierno estadounidense en contra del único país socialista del hemisferio occidental.
Obviamente, los subversivos de Washington están aprovechando y manipulando a personas fácilmente manipulables que son acarreadas a protestar en las calles por el hambre, dicen, y la libertad. Obviamente que hay motivos que son aprovechados como carencias materiales cotidianas agravadas más recientemente por cortes eléctricos prolongados en algunas áreas en medio del agotador calor del verano. Esta situación coincide con un pico pandémico, que tiene en jaque a la nación.
Sin embargo, la crisis creada es el propósito del bloqueo –económico, comercial y financiero–, sistemático, del gobierno de Estados Unidos sobre la Isla, como se menciona más arriba. Sin embargo, nunca antes esta política hostil se ha expresado con mayor saña.
En medio de la pandemia, denuncia el CIPS, El gobierno estadounidense negó el arribo a Cuba de ayuda humanitaria.
El enfrentamiento a la covid-19 demandó ingentes recursos, a la vez que afectó severamente los limitados ingresos económicos. En ese contexto se sumaron nuevas medidas para rematar la mellada economía del país. Recientemente los bancos cubanos tuvieron que renunciar a recibir dólares estadounidenses porque no pueden operar con esa moneda.
Estas acciones van acompañadas de estrategias subversivas y de guerra no convencional, ya probadas con éxito en otras latitudes. Se valen de mercenarios para realizar provocaciones y crear un clima de inestabilidad en el país. Financian actos vandálicos y terroristas. A la par, desatan campañas de satanización de la Revolución en las redes sociales. Ahora promueven cínicamente una intervención humanitaria en Cuba. Y en occidente, los espíritus ignorantes de la historia y del contenido de las noticias así como de la forma de presentarlas de las agencias de prensa de occidente, particularmente del imperio estadounidense, se “van con la finta” y se indignan de que una influencer como Yohani Sánchez, eterna opositora de la Revolución, denuncie el hambre, cuando ella no conoce no sólo la palabra, sino que es apoyada por los Estados Unidos para hacer propaganda al capitalismo y al american way of life, en contra de las naturales privaciones económicas en la isla, impulsadas por la Casa Blanca desde hace 6 décadas.
Coincido con los dirigentes del CIPS en que la Revolución cubana es un símbolo de la lucha antimperialista, de la resistencia y de la solidaridad humana. Más allá de proponérselo, su pueblo ha tenido que enfrentar ese desafío histórico y, por ello, pagar un alto precio humano. En medio de la pandemia, Cuba ha enviado brigadas médicas por todo el mundo y trabaja en cinco candidatos vacunales.
Es cubana la primera vacuna latinoamericana aprobada, con la que hoy se inmuniza su población y que es, a su vez, esperanza para los millones no contemplados en los cálculos de las trasnacionales farmacéuticas.
“Cuba no necesita intervención humanitaria, Cuba exige que se elimine el bloqueo. La Revolución está lejos de ser perfecta, y eso lo sabemos bien los cubanos y cubanas que apostamos por ella, pero esencialmente, la Revolución representa la oportunidad de construir una sociedad mejor, por Cuba y por las mayorías vilipendiadas de este mundo. Por eso, los revolucionarios cubanos la defenderemos en las calles. Vuelve a ser oportuno el llamado martiano: “Quien se le levante hoy con Cuba, se levanta para todos los tiempos”, reza el clamor lanzado por el Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS).