• Sea Claudia o Marcelo, Ricardo o Adán, Morena va
• Los morenistas gozan por el desabasto de oposición
Ciudad de México.- La “oposición”, integrada por el Señor X (Claudio X. González) y el empresario corporativo Gustavo de Hoyos, cuyas marionetas y comparsas son Alito Moreno (PRI), Marko Cortés (PAN) y el guerrillero sonorense Jesús Zambrano Grijalva (PRD), anda como un perrito faldero entre los encarrerados autos que circulan por los periféricos y las demás vías rápidas que atraviesan la interminable Ciudad de México.
Una “simple maestra de preescolar”, que así se califica la internauta cuya cuenta de Twitter es @gabrielalofg, escribió (“posteó”) la noche de este sábado 4 de noviembre: “Tenemos otro desabasto, el desabasto de oposición”.
Y es cierto. No hay oposición a López Obrador. Hay personalidades políticas, periódicos escritos y electrónicos, periodistas columnistas que excretan pura bilis, pura amargura y un gran chillerío. Sólo exabruptos de jilgueros y voceros del Señor X o del Señor de los Cielos.
Y esta oposición de pie de banco, como dirían los paisanos de mi datcha, para calificarla de ignorante, no sabe ni qué tipo de candidato presidencial quisiera lanzar al proceso electoral –no hay ningún politicastro con hechura presidencial–, para hacer frente a los bienarmados del, ahora sí, gobierno legítimo y legitimado por las mayorías, aunque la popularidad no es ninguna garantía de buen gobierno.
Con todo, y poniéndose por encima da la mediocridad opositora, el periódico Reforma, acre crítico de López Obrador –estoy de acuerdo en que los periodistas no podemos ser simpatizantes de uno u otro bando, sino factores críticos del hacer o no hacer de los gobernantes– lanza a un desconocido a la palestra electoral.
El lanzado por el corporativo Reforma es un jovencito, sin ninguna experiencia política, ningún mérito personal recogido por su desconocida hoja de vida (aunque el mérito y la experiencia se lo puede dar un buen mercadólogo). Su única carta de presentación es su filiación de Luis Donaldo Colosio Murrieta, aquel candidato del PRI asesinado en 1994 (aún no se sabe por quién), en la desaparecida barriada de Lomas Taurinas, en los recónditos rincones olvidados de Tijuana, la capital de Baja California.
El destapado por Reforma –dice el diario de los Junco de Monterrey– se llama Luis Donaldo Colosio Riojas, quien, por obra y gracia de los avatares del alicaído ánimo de los neoleoneses, gracias al licencioso y ligero Bronco Rodríguez, logró colarse, abanderado por Movimiento Ciudadano, y arrasando en las elecciones, como presidente municipal de Monterrey.
Pero hasta ahí. Ningún mérito tiene para ser candidato y menos presidencial. Le falta mucho que aprender y, sobre todo, mucho que experimentar con los carbones encendidos del manejo de los recursos públicos. Su apellido no le da patente para ser candidato. Aunque en estos momentos, sin oposición, el barco de la 4T navega a todo vapor.
No. Definitivamente, en la “oposición” al gobierno de AMLO, todos los presuntos prospectos presidenciables son impresentables. Ni siquiera vale la pena mencionarlos por su nombre. Pero, aunque fueran presentables, ni el PAN, ni el PRI, ni el PRD, ni MC están en la agenda personal de las mayorías de electores.
Por el PAN no existe ninguna posibilidad. El propio michoacano Marko Cortés lo reconoció en una junta privada, hecha pública por alguna oreja consciente del propio establo. El PAN está liquidado en todas las entidades en donde presentará candidato a gobernador. Sólo tiene posibilidades en el albiceleste Aguas Calientes, donde la inmensa mayoría de ciudadanos hidrocálidos sostienen al gobernador Martín Orozco Sandoval, miembro de la Alianza Federalista que estaba compuesta por los gobernadores panistas de la Federación mexicana.
Pero enfrente de esta “oposición equisniana” está una, por ahora, inexpugnable barrera:
Se llama Andrés Manuel y se apellida López Obrador con su parapeto, el Movimiento de Regeneración Nacional, que tiene la sartén por el mango, ciertamente integrado por una variopinta fauna política, en la cual hasta ahora han cabido desde políticos verdaderamente honestos hasta personajes de rancia aristocracia priista y panista y, de ribete, corrupta.
En Morena hay de todo; alacranes, cucarachas, pulgas, tarántulas, gavilanes polleros, zopilotes carroñeros, víboras, entre otros depredadores, que salieron del barco opositor ante su derrumbe de 2018 y se incrustaron en el partido que, a todas luces, iba a acabar con la representación del viejo régimen. Una fauna que deberá ser depurada, si es que los verdaderos morenistas quieren trascender las elecciones del cambio de régimen y realmente transformar a la nación. Cómo estará la “oposición” de debilitada y desprestigiada, que Morena puede poner a cualquiera y ganar la elección del 2022 y la del 2024, salvo que hubiera un terremoto político, como el que tuvo que enfrentar en las elecciones del 2021 en su otrora búnquer, la Ciudad de México. Por lo pronto, la “oposición” (la entrecomillamos porque más bien parece inexistente) no puede parar al Morena y al candidato que éste elija para ser votado para la presidencia, entre Claudia Sheimbaum, Marcelo Ebrard Cassaubón, o los aún innombrables en el Salón de la Tesorería de Palacio, Ricardo Monreal Ávila y Adán Augusto López Hernández, que por uno de estos dos podría estar mascando la iguana. O algún otro. Hay tela de dónde cortar.
López Obrador, con sus defectos y los errores que comete diariamente, seguirá siendo el baluarte de los venideros gobiernos de la Cuarta Transformación.
Sólo un último ejemplo. Alguien quiso pasarse de listo con el Chocolate Rocío, obviamente para involucrar al presidente López Obrador en la corrupción. Lo que logró fue darles una gran, envidiable, promoción a los chocolateros López Beltrán… No te preocupes de que hablen mal de ti. Lo que importa es que hablen.