Todos los reaccionarios quieren ahorcar a Maduro
En EU, Biden propone también una reforma judicial
Ciudad de México.- El diablo anda suelto… en México y en el Continente Americano: Los conservadores, o mejor dicho los gobiernos de derecha, apadrinados por el Departamento de Estado de Antony Blinken, rechazan escandalosamente todo gobierno que sea popular, democrático: los gobiernos de derecha de Latinoamérica (Uruguay, Argentina, Costa Rica, Ecuador, Panamá, Paraguay, Perú y la República Dominicana), están seguros de que las elecciones en Venezuela fueron producto del fraude electoral. Que el presidente Maduro perdió, pero el órgano electoral organizador del proceso inventó la mínima mayoría que obtuvo el actual mandatario para continuar gobernando a la nación bolivariana.
La derecha que actúa en México, los cabecillas de Acción Nacional, están haciendo lo propio, luego de que unos fueron obligados a no aterrizar en Caracas, como el boquiflojo de Vicente Fox, que no entiende de nada, pero ahí va, y los otros, encabezados por Markito Cortés, el Jefe Nacional, que ya había llegado a la capital venezolana, fueron expulsados rumbo al paraíso del litio: La Paz, Bolivia. A lo mejor, el presidente Petro no quiso recibirlos porque también es de izquierda. Pero andan desatados, como la doctora senadora Kenya López Rabadán (que en general hace mancuerna con la locutora sonorense Lilly Téllez, vulgar traicionera de AMLO) y le prohibió al presidente aceptar los resultados electorales venezolanos, cosa imposible, porque el mandatario hará lo que tiene que hacer, como lo advirtió en su conferencia matutina.
Cuando el presidente tenga en las manos los resultados oficiales de la jornada electoral en el país de Simón Bolívar, dará su opinión, que no será, por supuesto, condenando ni pidiendo una reunión urgente de la OEA, como lo hicieron los gobiernos derechistas. En realidad, de nada sirve que el organismo americano se reúna para actuar democráticamente porque, desde su cabeza y su patrón, es ultraconservador, como el inefable Blinken y el marrullero uruguayo, Luis Almagro. Y las presiones a Venezuela son mayúsculas. Los presidentes de Chile, Gabriel Boric (a alguien se le ocurrió decir que era de izquierda, pero nunca lo ha sido en su corta vida) y el libertario dolarizado y dolarizante de Argentina, Javier Milei, le exigen, como si fueran autoridades por encima del resto de los países latinoamericanos, que Maduro dé cuentas a la derecha y se unieron a las presiones para que caiga su administración y manifestaron su pleno apoyo a la reacción antipopular.
El gobierno del “demócrata” Joe Biden ha exigido a los organizadores del proceso electoral y de la jornada electoral del pasado domingo 28 de julio, que cuenten bien las boletas tachadas por el sufragante. O sea, exigen lo mismo, como lo hizo Andrés Manuel en las elecciones del 2006, cuando la derecha mexicana se agandalló de la Presidencia de la República por 0.5 de voto, medio sufragio, ocasión en la que el católico yunquista y espirituoso, Felipe del Sagrado Corazón de Jesús Calderón Hinojosa, se presentó como el presidente del empleo… Y está ocurriendo exactamente lo que se esperaba. Que una vez que los gobiernos latinoamericanos se guiaban por el progresismo, a los amos del mundo eso no les gustó y comenzaron a influir para imponer “democráticamente” (en estos tiempos ya no hay necesidad de golpes cruentos de estado) gobiernos de derecha o administraciones progresistas amansadas como las de Brasil, Bolivia, México y otros.
Como AMLO, Biden propone democratización de la Supreme Court
Explica la periodista Amber Philips en el Washinton Post, Primero: Biden propone un código de ética. Tal código dice que los jueces deben inhabilitarse si se cuestiona su imparcialidad, pero depende de ellos decidir cuándo y cómo escuchar casos y emitir opiniones, y si deben inhibirse de participar en los casos. Por ejemplo, a pesar de toda la defensa política de su esposa en torno a las elecciones de 2020, el juez Clarence Thomas no se hizo a un lado en un caso reciente sobre si Trump era inmune a ser procesado por delitos relacionados con las elecciones. Según la propuesta de Biden, Thomas podría ser descalificado de estos casos, tal vez por un panel independiente de jueces. La segunda propuesta es limitar el mandato de los magistrados: en lugar de nombramientos vitalicios, cada magistrado cumpliría 18 años. Y eso significaría que, en última instancia, las jubilaciones se llevarían al cabo de manera que cada presidente pudiera nombrar a dos magistrados, en lugar de dejarlo al azar, como ocurre ahora.
Biden también quiere una enmienda constitucional para revocar la decisión de la corte sobre el poder presidencial. La denomina “Enmienda que prohíbe a alguien actuar por encima de la ley”. Esta enmienda anularía la controvertida decisión de la Corte Suprema que otorga inmunidad a todos los expresidentes por actos oficiales en el cargo. La decisión redujo drásticamente los cargos por los que Donald Trump puede ser procesado en su caso de interferencia electoral y hace que sea muy poco probable que sea procesado antes de las elecciones de 2024.
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