•Increíble que denoste a un compañero de lucha
Ciudad de México.- Claro que lo que hace la gobernadora de Campeche, Layda Sansores Sanromán, la hija de uno de los caciques más corruptos del viejo PRI, aquel inolvidable Carlos Sansores Pérez, echeverrista, es ilegal, pero más que ilegal es denigrante y condenable.
La verdad es que me tiene sin cuidado que la mujer que gobierna a los campechanos apoye a la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, para la candidatura del Movimiento de Regeneración Nacional a suceder al presidente López Obrador; pero de eso a poner en entredicho la buena fama del senador zacatecano, Ricardo Monreal Ávila, hay un tramo de perversidad que no acepta el peor de los calificativos.
Puede ser o no delito penal, que lo es, pero es indignante que alguien grabe una conversación que yo sostenga con una tercera persona. Además, sí es un delito.
El espíritu garantista del artículo 16 constitucional prohíbe la intervención de las comunicaciones, lo cual responde a la necesidad del ser humano de tener una vida tranquila y libre de temores sobre lo que versa la restricción de intervenir las comunicaciones privadas... De ahí el porqué se hayan elevado a rango constitucional la libertad de expresión y la inviolabilidad de las comunicaciones.... De otro modo estaríamos en la retrograda posición histórica, que hicieron famosas a la Gestapo y a la KGB.... O a la CIA, o cualquier agencia de espionaje de los Estados Unidos.
Primero fue Alejandro Moreno Cárdenas, Alito, el presidente del PRI. Con toda impunidad, la señora gobernadora le sacó, como se dice en el lenguaje familiar, sus trapitos al sol al ex gobernador campechano. Layda no es quién para investigar la vida y milagros de un enemigo político. Si tenía pruebas, lo legal es que hubiera demandado a su antecesor ante las autoridades jurisdiccionales del Ministerio Público.
Pero atacar inmisericordemente a un compañero del mismo partido, como lo es el líder morenista en el Senado, el zacatecano Ricardo Monreal Ávila, ya es otro cantar, aunque sólo con lo que le hizo a Alito ya es área de condenación de un juez.
Pero independientemente de lo legal, lo que está haciendo Layda no tiene nombre y merece la condena de cualquier ciudadano. Por lo pronto, yo, periodista, la condeno. Y no soy ni amigo ni enemigo del presidente López Obrador, ni de ninguno de los aspirantes a la candidatura de Morena a la presidencia de la república.
Tiene razón el senador Elí Cervantes, también de Morena, cuando reflexiona en que todos los que simpatizan con la denominada Cuarta Transformación, que parece que el único que la promueve y defiende el López Obrador.
El senador potosino reflexionó en que ahora, a un poco de dos años para la elección y propuestas de candidatos a la presidencia de la República, lo que hace falta es cerrar filas con la unidad y dejar que cada uno de los aspirantes pueda convencer de manera libre, transparente y sin presiones a quien más se apegue a sus ideales.
Ricardo Monreal, la víctima de Layda, a lo largo de su vida política, a confesión de parte, ha afrontado calumnias, intrigas, infamias y se ha enfrentado al poder económico; pero también se he enfrentado al poder político. “Y siempre, gracias a la gente, gracias a Dios, hemos salido adelante; porque impera la verdad y, aunque tardía, también la justicia.”
Tiene toda la razón el senador zacatecano, cuando advierte que desde que decidió participar como aspirante a suceder al presidente López Obrador, era normal. Pero, se han multiplicado las descalificaciones y los ataques, no sólo externos, sino internos, promovidos, patrocinados y tolerados desde las oficinas del aspirante y los aspirantes al mismo cargo. Algo lamentable.
Pero veamos que es lo que dice el propio Monreal Ávila de estas prácticas criminales para quitar de la contienda a un aspirante en favor de otra.
“La campaña anticipada ha provocado esta situación y se reedita y se recicla la guerra sucia en nuestra contra, porque se quiere eliminar a la mala, con dinero, legal o ilegal; y con estrategias burdas para quienes aspiramos legítimamente en mejorar y continuar la transformación de nuestro país”.
“Pienso que, cuando en una sociedad la ley se viola, por la propia autoridad, sin ningún recato; pero tampoco sin ninguna consecuencia, el sistema de gobierno comienza a degenerarse, comienza a deformarse en perjuicio de la sociedad y de la confianza del ciudadano”
Y el siguiente párrafo es grave, para Monreal, pero sobre todo para Sansores y la candidata Claudia Sheinbaum, que mucho tiene que ver en esta guerra sucia contra el líder del Senado. Y Monreal asegura: “Al menos por mi parte, creo que ya se ha iniciado una ruta política de difícil retorno, que en efecto terminará como b–merán para quienes creen que la intriga, la falsedad han triunfado a partir de ayer.”
“Lo riesgoso es enorme, porque puede poner en riesgo la confirmación electoral. Creo, además, que no se puede aplaudir, consentir o abrazar la ilegalidad; tampoco se puede tolerar que la Constitución se viole una y otra vez y se felicite a quien la viola.”
“Por eso, independientemente del contenido basura, falso y truqueado de las intervenciones privadas, ilegales, de las conversaciones privadas, es inaceptable que nos acostumbremos a que se vulnera la ley a capricho del gobernante o de la gobernante, y no sucede nada, no hay ninguna consecuencia. Sigue todo igual y se le aplaude.”
Claro que –y esto lo digo yo– no hay que olvidar que entre los miembros de Morena hay una fauna verdaderamente infame: alacranes, tarántulas, cucarachas, víboras, aves carroñeras como los zopilotes, ratas y ya para qué hago la lista.