GOMEZ12102020

ANÁLISIS A FONDO
Exclusión del desarrollo
Francisco Gómez Maza

Ciudad de México.- Las PyMEs o Pequeñas y Medianas Empresas (lo correcto gramaticalmente sería “Las PME, pero bueno; todo sea por el lenguaje empresarial), a pesar de la crisis que ya nos venía encima sin saber nada del Coronavirus, allá en los años lejanísimos y añorados de 2018-2019) no fueron, ni han sido, muy bien tratadas por el sistema financiero y bancario. Parece que éste depositaba su plena confianza sólo en las grandes empresotas.

     Hasta ahora es que hay un ligero repunte del crédito bancario a las pequeñas y medianas empresas. Y no se entiende por qué fueron tan maltratadas si son las empresas más productivas, y las que crean la mayor parte del empleo en la economía nacional.

     El informe del Banco de México en torno a este tema, puesto el lunes 16 de agosto al escrutinio público, explica que, en los últimos años, por el aumento del crédito a empresas grandes y la disminución de la cartera de crédito a PyMEs, se ocasionó que la participación del crédito a estas últimas, dentro de la cartera empresarial y dentro del financiamiento al sector privado no financiero, viniera reduciéndose hasta 2020, y sólo para 2021 ha comenzado a experimentar un ligero repunte.

     Si el sistema financiero y bancario hubiera actuado con verdadero ánimo de ganancia, comercial, de poner frente a frente la oferta y la demanda para reactivar en serio la economía, la crisis hubiera sido menos impactante en el producto interno bruto.

     Obviamente, con un reparto más equitativo, con criterio meramente comercial, se habría paliado la estrepitosa caída impulsada por la pandemia del coronavirus, que destruyó cientos de pequeñas y medianas empresas (PYMES), y dejó en la calle a cientos de miles de trabajadores que, algunos me han dicho, no fenecieron “gracias a la Virgencita de Guadalupe”.

     Las empresas medianas y pequeñas que soportaron estóicamente la crisis sanitaria, abandonadas de la mano del sistema bancario, aún no salen del estancamiento. Necesitan del apoyo crediticio de la banca. Pero podría llamárseles heroínas porque no desaparecieron y no despidieron a sus empleados.

     La ceguera del sistema se vio en los hechos: En marzo de 2021 (hace cinco meses), la participación del crédito a PyMEs, dentro del financiamiento al sector privado no financiero, fue de 9.6 por ciento, por debajo de la participación del crédito al consumo (22.8 por ciento), del crédito a la vivienda (23.5 por ciento) y del crédito a empresas grandes (44.2 por ciento) y, dentro del crédito a empresas, esa cifra fue de 17.8 por ciento.

     La desigualdad se da, no sólo en las clases sociales; también entre las empresas (micro, pequeñas, medianas, grandes y gigantescas).
Con respecto al crecimiento anual de la cartera de crédito al sector privado no financiero en el periodo 2012-2021, el Banxico observa una tendencia de incremento sostenido del crédito a empresas grandes en términos reales, hasta 2020, el cual superó el desempeño mostrado por el financiamiento al consumo y el crédito a vivienda.

     El crédito a las PyMEs, sin embargo, aumentó de forma consistente, hasta alcanzar su nivel máximo en mayo de 2016 y, posteriormente, comenzó a decrecer, llegando a marzo de 2021 con el menor crecimiento acumulado de todos los tipos de cartera, durante el periodo de revisión.

     De abril de 2020 a marzo de 2021, el periodo duro, fatal, doloroso, incierto, por la acción fúnebre de la covid-19, todas las carteras de crédito decrecieron con excepción del financiamiento a la vivienda. Como cobro por el buen trato recibido del sistema, el crédito a empresas grandes fue el que presentó la caída más pronunciada. Mientras, el SARS-Cov-2 hacía su agosto.

     Si requiere consultar los Indicadores básicos de créditos a las pequeñas y medianas empresas (PYMEs), del Banxico, en datos a marzo de 2021:

https://www.banxico.org.mx/publicaciones-y-prensa/rib-creditos-a-pymes/%7BD50011D6-98BB-1D8A-85C6-C635535A04DE%7D.pdf