Ciudad de México.- Este viernes 7 de mayo podrían aclararse y puntualizarse algunas opciones que el gobierno de Estados Unidos tendría adoptar para afrontar y regular el fenómeno de las migraciones masivas.
Está programada la reunión virtual, tantas veces anunciada, entre la vice presidente, Kamala Harris, de Estados Unidos, y el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En tal encuentro se plantearán opciones que podrían regular el flujo de migrantes centroamericanos hacia la frontera norte, en un intento por cruzarla, como sea, para establecerse en territorio estadounidense en donde, esperan, cambiará su vida.
Ya sabemos que los migrantes van huyendo de la pobreza extrema o de la violencia social que padecen en sus lugares de origen, particularmente de Honduras, El Salvador y Guatemala.
Seguramente, el mandatario mexicano insistirá, ante la vice presidenta estadounidense, en sus ofertas para desalentar la migración, y repetirá su análisis personal de que el fenómeno sólo se resolverá, analizando y resolviendo las causas que obligan a los centroamericanos (y muchos mexicanos pobres) a marcharse para intentar entrar en territorio estadounidense, donde –creen y esperan– encontrarán un puesto de trabajo que resolverá su situación económica personal.
López Obrador propone, y no está jalado de los pelos, implantar el programa “Sembrando Vida” en los países que expulsan población que se vuelve una presión para el gobierno estadounidense, que nunca ha querido aceptar que su economía necesita de fuerza de trabajo para actividades productivas y servicios que no gustan a millones de estadounidenses.
Por lo pronto, pareciera que la sugerencia de López Obrador no entusiasmara mucho al presidente Biden y ha sido motivo de cuestionamientos ácidos en algunas networks de parte de voceros de la oposición.
La propuesta de López Obrador de que el gobierno de Estados Unidos destine inversiones in situ –Guatemala- Honduras-El Salvador- para crear empleos que arraiguen a los eventuales migrantes, no está nada jalada de los pelos.
Imaginamos que las intenciones de Kamala Harris con su encuentro con López Obrador son honestas. Su diálogo virtual indica que está dispuesta a escuchar las soluciones que propone México para hacer frente a un problema que lleva ya muchos años y al que nadie le ha encontrado una solución. Desde aquella “Gran Enchilada” de Vicente Fox nadie ha podido o ha querido tomar realmente en serio el asunto de la migración para hacerla más racional.
No ha habido una real voluntad de resolverla y se ha caído en la represión mediante expulsiones muchas veces masivas y actitudes francamente racistas como la de la administración republicana de Donald Trump.
Sin embargo, ya es tiempo, ya es el mmento de que el gobierno de Estados Unidos actúe con realismo para afrontar el asunto.
Por un lado, coadyuvar al desarrollo económico de los países centroamericanos, para comenzar con algo, y ayudar a crear condiciones para que la gente no piense en abandonar su casa para ir en pos del sueño americano que generalmente se esfuma estando ya en cualquier ciudad estadounidense. Muchos inmigrantes, para empezar, sobreviven hacinados en un pequeño departamento en cualquier ciudad estadounidense. La realidad que adoptaron no es la que soñaron, amén de que son excluidos por el odio racial.