Ciudad de México.- El proceso des inflacionario continuará en la segunda mitad de 2024, no obstante que la depreciación de la moneda nacional influye al alza en el pronóstico de inflación; con todo, sus efectos se ven en parte contrarrestados por los correspondientes a la mayor debilidad de la actividad económica. Pero no importa mucho: Las previsiones de inflación general y subyacente se ajustan ligeramente en algunos trimestres y algunos especialistas siguen esperando que la inflación general converja a la meta en el cuarto trimestre de 2025. Claro que estas previsiones están sujetas a riesgos, tanto al alza como a la baja. Los riesgos al alza son: la persistencia de la inflación subyacente; la mayor depreciación cambiaria; las mayores presiones de costos; las afectaciones climáticas y el escalamiento de los conflictos geopolíticos, como la guerra Rusia-Ucrania o la masacre que está perpetrando el estado de Israel sobre los palestinos de Gaza. Las expectativas a la baja: una actividad económica menor a la anticipada; un menor traspaso de algunas presiones de costos, y que el efecto de la depreciación cambiaria sobre la inflación sea menor al anticipado. Se considera que el balance de riesgos respecto de la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico se mantiene sesgado al alza.
Entre abril y la primera quincena de junio de 2024, la inflación general anual subió de 4.65 a 4.78%. Este resultado reflejó el aumento de la inflación no subyacente, el cual fue parcialmente compensado por la disminución de la subyacente. La inflación subyacente anual se redujo de 4.37 a 4.17% entre abril y la primera quincena de junio de 2024. En su interior, la inflación anual de las mercancías disminuyó de 3.67 a 3.33%, influida por el descenso de 4.79 a 4.28% en la inflación anual de las alimenticias y de 2.34 a 2.18% en la de las no alimenticias, en la misma comparación. A su vez, entre los periodos señalados, la inflación anual de los servicios se mantuvo relativamente estable, registrando 5.21 y 5.19%, respectivamente. De esta forma, la inflación de los servicios siguió en niveles elevados y continuó sin exhibir una clara tendencia descendente, afectada por presiones relacionadas con costos de operación, su traspaso a los precios al consumidor y la recuperación en su demanda.
Entre abril y la primera quincena de junio de 2024, la inflación no subyacente anual aumentó de 5.54 a 6.73%, impulsada por las mayores variaciones anuales de los precios de los productos agropecuarios y de los energéticos. En dicho lapso, la inflación anual de los productos agropecuarios se incrementó de 7.35 a 8.99%, influida por el aumento de (-)1.13 a 2.46% en la variación anual de los productos pecuarios. La inflación anual de las frutas y verduras continuó en niveles altos de 18.57 y 17.28%, entre los periodos referidos. A su vez, la inflación anual de los energéticos se elevó de 4.38 a 5.52% reflejo, en mayor medida, del aumento de 4.86 a 5.34% en la variación anual del precio de la gasolina.
Respecto de las expectativas de inflación provenientes de la encuesta que levanta el Banco de México entre economistas encargados del análisis económico de unas cincuenta influyentes empresas particulares nacionales y extranjeras que operan en México, entre abril y mayo de 2024 la mediana correspondiente a la inflación general, al cierre de 2024, aumentó de 4.20 a 4.27%. En su interior, la del componente subyacente disminuyó ligeramente de 4.10 a 4.07%. Las expectativas de inflación general y subyacente, para el cierre de 2025, permanecieron relativamente estables. Así, la mediana para el índice general se mantuvo en 3.71% y la del componente subyacente pasó de 3.72 a 3.70%. A su vez, la mediana de las expectativas de la inflación general para los siguientes cuatro años se ajustó de 3.68 a 3.70% y la correspondiente al componente subyacente se redujo de 3.63 a 3.60%. Las medianas de las expectativas de inflación general y subyacente para el largo plazo (5 a 8 años) permanecieron estables, ubicándose alrededor de 3.50%. Finalmente, la compensación por inflación y riesgo inflacionario aumentaron desde la última decisión de política monetaria del Banco de México en torno al nivel de la tasa interbancaria, en su interior, tanto las expectativas de inflación implícitas en instrumentos de mercado, como la prima por riesgo inflacionario registraron incrementos.
El banco central anticipa que el proceso desinflacionario continuará. Si bien la depreciación de la moneda nacional influye al alza en el pronóstico de inflación, sus efectos se ven en parte contrarrestados por los correspondientes a la mayor debilidad de la actividad económica. Las previsiones de inflación general y subyacente se ajustan ligeramente en algunos trimestres. Se sigue esperando que la inflación general converja a la meta en el cuarto trimestre de 2025. Sin embargo, estas previsiones están sujetas a riesgos. Al alza: i) persistencia de la inflación subyacente; ii) mayor depreciación cambiaria; iii) mayores presiones de costos; iv) afectaciones climáticas y v) escalamiento de conflictos geopolíticos. A la baja: i) actividad económica menor a la anticipada; ii) menor traspaso de algunas presiones de costos; y iii) que el efecto de la depreciación cambiaria sobre la inflación sea menor al anticipado. Y finalmente, los expertos consideran que el balance de riesgos respecto de la trayectoria prevista para la inflación en el horizonte de pronóstico se mantiene sesgado al alza.
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