Si el voto no es por la 4T, Morena se derrumba
El ganador deberá garantizar la transformación
Ciudad de México.- Arrancaron las campañas electorales internas en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), con destino a seleccionar al candidato que abanderará el partido en las elecciones presidenciales de julio de 2024 y mantener la continuación y reforzamiento del modelo de país que busca la Cuarta Transformación de la Vida Pública de México, que es el principal objetivo del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Mientras la oposición aún no tiene ni la menor idea de cómo y con quien hará frente al, odiado por ellos, gobierno lopezobradorista “por populista, de izquierda, comunista etc”, el movimiento de regeneración nacional va o viene, como se dice en sentido figurado, en caballo de hacienda rumbo a la consolidación de sus proyectos en un nuevo gobierno, encabezado por un morenista o una morenista que responda a los intereses del país y de los objetivos sociales planteados en el proyecto de nación de la izquierda nacionalista, que el presidente ha calificado de “humanismo mexicano”, cuya autoría reclama el PAN, partido que de humanista no tiene nada.
Este pasado viernes, los aspirantes a la candidatura de Morena, el excanciller Marcelo Ebrard Casaubón, la ex jefa de gobierno Claudia Sheinbaum Pardo, el ex líder de la mayoría en el Senado, Ricardo Monreal Ávila, y el ex secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, sin contar a los aspirantes por el PT y el Verde, concluyeron su inscripción para ser parte de las encuestas en las que se elegirá al más popular para representar a Morena.
Ante esa situación de hecho, se impone realizar una breve radiografía de cada uno de los aspirantes presidenciales, tomando en cuenta que la razón del apoyo popular de los integrantes de morena debe estar apoyada por el trabajo, y los resultados, que los aspirantes presidenciales han realizado para fortalecer el proyecto de nación de la CuatroT., que es precisamente la transformación de la vida pública nacional, que conduzca a una sociedad justa, equilibrada, igualitaria ente otros.
Claudia Sheinbaum Pardo. Empezamos con ella, no porque sea mujer, sino porque es el personaje más contradictorio de entre los aspirantes. Pesan sobre ella, el terrible accidente de la Línea Dorada del Metro de la Ciudad, en donde murieron unos veintitantos pasajeros entre los fierros retorcidos de los vagones que se desplomaron con la ruptura de un tramo de la vía elevada.
El Metro del Sistema de Transporte Colectivo fue o es aún el talón de Aquiles de Sheinbaum, con su serie de accidentes, que en un momento dado dieron la impresión de que fueron actos de sabotaje cuya autoría fue atribuida a los opositores de dentro, principalmente del Sindicato de Trabajadores de esa empresa.
Además, contribuyó a la debilidad de Morena en la Ciudad de México la pérdida de nueve alcandías que quedaron en manos de la oposición del PAN y otros partidos políticos.
Durante la administración Sheinbaum, no se vio muy claro su apoyo, inclusive alguna campaña de concienciación en torno a la 4T, que para el presidente AMLO ha sido una idea fija.
El canciller de plano no tiene ninguna afección por el modelo lopezobradorista. Es más, sectores de la derecha verían con muy buenos ojos que él fuera el elegido por Morena y que saliera triunfante en julio de 2024. No hay que olvidar el origen de Marcelo. Principalmente su dependencia ideológica de Manuel Camacho Solís, en momentos importantes hombre de todas las confianzas del neoliberal Carlos Salinas de Gortari. Ambos, Camacho y el joven Ebrard fueron derivando hacia el lado contrario, una democracia social disfrazada de izquierda.
Ricardo Monreal Ávila es un político muy inteligente para hacer política al estilo de los grandes negociadores que tenía el PRI. Hombre institucional, cuya amistad con AMLO lo llevó a integrarse a las fuerzas de la izquierda nacionalista, encabezadas por el tabasqueño. Sin embargo, el zacatecano ha sido caprichoso. Se adhirió al PRD porque el PRI no lo designó candidato a la gubernatura de su estado, Zacatecas. Y bajo las siglas de la izquierda de entonces – ahora el PRD es denigrantemente de ultraderecha- ganó la gubernatura e hizo un buen papel en aquel estado en donde su familia ejerce una especie de cacicazgo.
Finalmente, el personaje que se identifica plenamente con la 4T, con AMLO, y ha trabajado en ese sentido, es Adán Augusto López Hernández, quien sin embargo no goza de la popularidad que tiene, por ejemplo, la ex jefa de Gobierno de la CDMX.
¿Será entonces, Adán Augusto López Hernández, el Francisco J. Mújica de López Obrador?