Ciudad de México.- Asuntos sumamente importantes para todos están en la mesa del debate y del discurso de odio emitido por la oposición al gobierno de López Obrador. La revocación de mandato, aprobada ya unánimemente por el Senado de la República, presiona ahora al ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, demostrando la doblez opositora. Los pupilos del Señor X y Gustavo de Hoyos, fueron al Palacio de Justicia a promover una acción de inconstitucionalidad de la Revocación de Mandato.
Como bien lo expresó el senador Ricardo Monreal Ávila, la acción de inconstitucionalidad no es más que una simulación.
Tan sencillo que sería enfrentar la consulta pública acerca de que, si los ciudadanos mexicanos, que votaron abrumadoramente por AMLO, ahora quieren o no que el presidente López Obrador continúe en la silla presidencial, los restantes tres años de su mandato de un sexenio, o se vaya a La Chingada (Así se llama su quinta en la ciudad chiapaneca de Palenque).
No quieren nada los de la oposición más que tumbar al presidente a mitad del sexenio. Es más, hay que decirlo: lo quieren muerto. Los corroe el miedo, el pánico, a que López Obrador dé un golpe de mano e instaure el comunismo en la economía mexicana. En realidad, lo que lamentan es la pérdida de millonarios privilegios que recibían de los presidentes de la era de la dictadura del capitalismo salvaje, llamado también neoliberalismo.
Sin embargo, lo único que se ve, desde los escritorios de los analistas y observadores independientes –ni lopezobradoristas, ni panistas- es el deseo profundo del presidente de presumir, ante los mexicanos y ante el mundo, de que, contra el odio del grupo de opositores y tránsfugas, tiene el apoyo de las mayorías de ciudadanos, que lo instalaron en la silla presidencial, en diciembre de 2018.
No sé por dónde esté la inconstitucionalidad de la reforma aprobada por el Congreso. La pregunta es muy simple. Y la respuesta más: Sí o No.
Si quiero que continúe. No quiero que continúe. Es solamente un juego democrático.
Pero los opositores – que no son oposición realmente, sino resentidos por la pérdida de los privilegios multimillonarios de que gozaban-, buscan a toda costa quitar a López Obrador, pero están conscientes de que sus fuerzas no dan, simplemente están agotadas.
El que podría estar más estructurado como oposición es el PAN, pero no tiene nada para enfrentarse a López Obrador ni a nadie. Los demás, aunque intenten realizar acciones subversivas, no pasan del lloriqueo, de la descalificación y del griterío, y no se cansan de disparar balas de salva. Y más ahora que no tienen comprado el apoyo del PRI. (Un tema aparte). Algunos comparan al PRI con la Ave Fénix. Y algunos otros no pasan de opinar con altisonancia. Pero opinar es como tañer las campañas para llamar a misa.
El otro frente es el de la reforma energética que pretende darle al Estado la propiedad mayoritaria de la generación de energía eléctrica.
Están que trinan porque la renacionalización de la generación de energía eléctrica significa para ellos volver al pasado (y la verdad es que no tienen ninguna idea histórica)3, cuando los gobiernos del PRI corrompieron todo y manejaron las empresas estatales a su antojo y para beneficio propio.
En España y en varios otros países se han disparado los precios de la energía eléctrica tanto que el gobierno español intenta controlar la voracidad de las empresas generadoras de energía. La verdad es que a esos niveles de explotación se llega cuando se deja todo en manos de compañías creadas para satisfacer la voracidad de sus socios.
La Gran Corrupción que, hipócritamente, dijeron que acabaría, empezando con el presidente Miguel de la Madrid Hurtado, con su inútil “renovación moral”. Y muchos de ustedes saben ya el final de la historia.
Además, señores De hoyos, Señor X, señores de Va por México, porque luchan, y quien financia su lucha. ¿No fueron ustedes los que llevaron a la bancarrota a la economía? ¿No fueron ustedes los que propiciaron que México esté en uno de los principales sitios de los rankings mundiales en corrupción?