La ahora ex priista ¿sigue siendo del Grupo Atlacomulco?
En verdad, es un golpe mortal en la cabeza de la oposición
Ciudad de México.- Una bomba en la mismísima cara de los líderes del frente opositor de derecha, la renuncia de Alejandra del Moral al PRI que, junto con el PAN, la lanzó y no la apoyó, el año pasado, como candidata a la gubernatura del Estado de México, la entidad más priista del país, y prácticamente propiedad del llamado Grupo Atlacomulco, cuya cabeza actual es Enrique Peña. Ninguno de los cabecillas de la coalición Fuerza y Corazón por México se dio cuenta de que, muy temprano este lunes, la ex candidata del Cártel fundado por el profesor Carlos Hank González estaba presentando su renuncia públicamente ante el actual presidente del tricolor, Alejandro (Alito) Moreno y que, simultáneamente, la doctora Claudia Sheinbaum Pardo informaba de su adhesión a las filas morenistas. Exactamente seis días antes de la celebración de la jornada electoral 2024. Increíble que la víctima de la profesora Delfina Gómez Álvarez ahora renunciara a su partido y se adhiriera a Morena, el partido que la hizo pedazos. ¿Consultó con sus pares del Cártel de Atracomucho, como le apoda el pueblo a ese grupo de caciques priistas? ¿Consultó con su jefe inmediato, el ahora ex gobernador Alfredo del Mazo Maza, quien la lanzó a la candidatura?
El hecho es que Del Moral ya no pudo más. Ella arguye que su renuncia obedece, entre otras cosas, a que la dirigencia nacional (del PRI) ha dejado de lado los ideales revolucionarios de democracia y justicia social (Democracia y Justicia Social era el lema del partido de cuando éste presumía de ser hechura de la Revolución Mexicana, pero se derechizó desde hace muchos años, desde Miguel de la Madrid, cuando Alejandra no había nacido y ahora se presenta como una formación de derecha, desde que cayó en manos de Carlos Salinas de Gortari, un sinvergüenza que le robó la Silla a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, hijo del general Lázaro Cárdenas del Río, uno de los mejores presidentes que han gobernado México, que no son muchos. El PRI no abandonó, pues, su lema revolucionario en los tiempos de Del Moral. Está ahora en los tiempos de la gran corrupción de Alito Moreno y la pandilla de facinerosos de Atlacomulco, que se robaron todo lo que pudieron, todo lo que cupo en sus cuentas bancarias, nacionales y extranjeras, y de lo cual Alejandra del Moral fue testigo y no puedo acusarla de corrupta porque no me consta, no tengo pruebas.
Muchos militantes de Morena, por supuesto, no ven con buenos ojos que la doctora Sheinbaum Pardo se haya mostrado entusiasmada por la inclusión de la ahora expriista a Morena e inclusive a su equipo de campaña. Los morenistas ven a Del Moral como auténtica priista e inclusive que participó en la guerra sucia en contra de la ahora gobernadora del Estado de México, pero hay que reconocer que el hecho fue un garrotazo en la cerviz de la oposición dirigida por el inefable Claudio X. González y los grupos y personalidades más retardatarias del espectro reaccionario de la derecha mexicana, que odian con todo su corazón al presidente Andrés Manuel López Obrador y desprecian a los morenistas a quienes han apodado de “chairos”, una palabra de uso peyorativo que se utiliza en la política mexicana para discriminar, descalificar o relegar a los militantes o simpatizantes de las causas de izquierda.
Algunos analistas aseguran que la renuncia al PRI de Alejandra del Moral es un golpe mortal a la oposición encabezada por el hijo de papi millonario. No lo creo. Se equivocó el presidente López Obrador con la locutora de televisión Lilly Téllez y con el panista ultra reaccionario Germán Martínez, ex Jefe Nacional del partido de la derecha fundado por Don Manuel Gómez Morín. Los derechistas son tan cínicos que, pasado el trauma de la renuncia de Del Moral, se radicalizarán aún más y lucharán por que Claudia Sheinbaum no sea declarada presidente de México, con el apoyo del Poder Judicial, en manos de otra enemiga de AMLO, la ministra Presidenta Norma Piña, que sólo espera la oportunidad para dar el zarpazo en contra del tabasqueño.