PEREZ17102022

ANÁLISIS A FONDO
Sin proyecto de nación, Xóchitl se dedicó a insultar
Francisco Gómez Maza

Dos horas no de confrontación, sino de guerra sucia
Dos semanas para que los ciudadanos vayan a votar


Ciudad de México.- Todo está listo para que los ciudadanos y las ciudadanas se acerquen a las urnas a depositar su voto para elegir a la sucesora del presidente López Obrador de entre Claudia Sheinbaum Pardo, Xóchitl Gálvez y Jorge Máynez, que se trenzaron en un debate que no aportó nada nuevo, salvo que el candidato del Movimiento Ciudadano intentó hacerse notar con la fuerza que le dio la desvergüenza del alicaído presidente del PRI, Alejandro Alito Moreno Cárdenas, quien le pidió, casi le exigió, que renunciara a su candidatura para aliarse con la candidata pripanista, Xóchitl Gálvez, quien atacó con odio y no como adversaria política a la representante del Morena, pero eso se esperaba de la exsenadora. Álvarez Máynez no se quedó atrás en sus cuestionamientos a Sheinbaum. O sea que ésta fue el objetivo de insultos, cuestionamientos, de dos contra uno. Pero salió adelante, muy crecida, muy serena, con la confianza de que es la puntera, crecida y administrando su enorme ventaja en las encuestas más serias de este país.

Pero, estimado lector, estimada lectora, lo que muchos quisieran leer en este espacio es un juicio sobre el debate; quién ganó. Pues para los periodistas simpatizantes de Gálvez, pues ganó Gálvez; para los simpatizantes de Movimiento Ciudadano, ganó Álvarez Máynez y para los morenistas, obviamente que ganó la doctora Sheinbaum. Que quién ganó. Lo decidirán los votantes en el gran debate que será la elección del 2 de junio. La elección es el debate que dirá quien será la presidenta o el presidente de México. Ahí no valdrán marchas rosas ni insultos, ni odio, ni falsos testimonios, ni la catarata de mentiras que escuchamos en los tres debates que organizó el Instituto Federal Electoral, para que los candidatos y candidatas se confrontaran ante el público televidente o radioescucha en todo el país.

Destacó la señora X, quien llegó al tercer debate emocionada, conmocionada, muy alterada, impulsada por haber participado y haber sido “oradora” en la marcha rosa, que no fue tan exitosa a pesar de que asistieron, en la plancha del zócalo de la Ciudad de México, unos cien mil simpatizantes de la derecha, y la candidata salió a pelear a agredir, a golpear, con furia a la candidata de Morena, No abandonó la estrategia de la guerra de sucia de Castañeda, y no logró ni abatir ni afectar la honra de la doctora Sheinbaum, que es la puntera en esta lucha por la presidencia de la república. Se acabó el tercero y último debate y debo decirlo. La señora Gálvez no logro presentar un proyecto de nación. Fue de insulto en insulto contra Sheinbaum, quien administró la ventaja que lleva sobre la Señora X.

El aparente éxito de la marcha rosa en el zócalo y en las principales ciudades del país, donde florece la derecha, se diluyó cuando salía de sus labios cochinada tras cochinada sobre la doctora Sheinbaun. Y Jorge Castañeda se quedó con sus consejas de continuar con una guerra sucia que Xochitl no dejó de practicar durante las más o menos dos horas que duró el tercer debate. Sheinbaum se alzó con la prudencia y la tranquilidad, ante los insultos asquerosos de la Señora X, sin proyecto alguno de nación. Creyó la hidalguense que con los ataques e insultos se iba a constituir en la candidata de todos los mexicanos, pero se engañó porque no cayó bien, ni entre muchos de sus simpatizantes. Desencajada y muy alterada, sin propuestas, sin proyecto de nación, Xóchitl Gálvez concluyó su participación en el debate sin pena ni gloria, así como transcurrió la marcha de la marea rosa.

En fin, terminó todo, y ahora a esperar que transcurran estas dos semanas para despejar este affaire. Los votantes tendrán ahora que salir a votar. Perdió Gálvez ante sí misma. No perdió ni ante Claudia ni ante Álvarez. No se midió en sus acusaciones, que a todas luces fueron falsas: mintió nuevamente, como sabe hacerlo. Y se quedó en el limbo y en un purgatorio del que no saldrá para ir a gobernar este país que ya eligió. Su jefe, Vicente Fox Quezada, seguramente está muy dolido.