GOMEZ12102020

Apología del delito
Ernesto Hernández Norzagaray

Mazatlán.- La primera vez que escuché esa expresión fue en España, y desde una autoridad judicial, cuando se refería a las actividades propagandistas de los grupos de apoyo a la desaparecida organización política armada y nacionalista vasca ETA; y esa apología estaba y está tipificada como delito en la legislación del país ibérico.

Ahora la escucho en boca del gobernador del estado para justificar, según la prensa de la capital, la manipulación que se hizo de las imágenes del arsenal encontrado en el penal de Aguaruto y que le ha llevado a reconocer lo que era un secreto a voces: la existencia de autogobierno.

Es decir, que los internos, pero especialmente los más organizados y con penas criminales graves, son los que mandan; y en esa lógica, las autoridades y custodios estarían prácticamente a la orden de ese autogobierno, de manera que detrás del hallazgo hay servicios que permiten privilegios y “cuernos de chivo” en el penal.

Una situación gravísima que es reconocida valientemente por el gobernador; y ahora la responsabilidad política llama a actuar en consecuencia para que no quede en un simple chispazo mediático.

¿Qué se va a hacer para que después del hallazgo este no se repita? Se dice que se investigará y “removerá” a la directora y a custodios del penal, seguramente para saber el grado de complicidad en este problema que tiene experiencias y terminaron mal.

Recuerdo hace unos años, en las páginas y la web de Riodoce, se mencionó el caso de un reo fugado, que le reclamaba airadamente al alcaide de Aguaruto, porque le habían “atorado” la mercancía que buscaba comercializar y lo amenazaba, violentamente, en caso de que volviera a ocurrir.

Al alcaide se le escuchaba en el audio titubeante, temeroso, angustiado, y aceptaba con monosílabos lo que aquel le decía con palabras altisonantes y soeces; y pasó el tiempo, abandonó el cargo y ese alcaide luego fue asesinado afuera de su domicilio.

De ese tamaño es el reto, eso es lo que está en riesgo; si se pretende realizar una reforma de fondo en el sistema penitenciario del estado, ¿el gobernador y los miembros del sistema estatal de seguridad estarán dispuestos a ir con todo, o este hecho sin muchos precedentes es para sustituir a las autoridades y para que el gobierno tenga el “control” del penal?

Eso con el tiempo lo sabremos; y en tanto seremos testigos de los efectos de este golpe fuerte a un panal peligroso.

Los sistemas penales siempre serán espacios de disputa y no solo en México, sino en el mundo; basta ver una gran cantidad de películas, especialmente norteamericanas, para darnos cuenta de la dimensión de este problema que va en contra del espíritu rehabilitador de este tipo de centros y que periódicamente explica que en ellos ocurran motines, e incluso, fugas masivas, asesinatos, masacres, como las que han ocurrido en Aguaruto y en otros penales del estado y el país.

Supongo, como muchos, que si el gobierno tomó la decisión de golpear el panal, debe haber uno o varios pasos siguientes para tomar el control institucional de este y luego otros penales del estado, hacer de ellos espacios mejores que los que han quedado exhibido con las armas y los privilegios comprados a las autoridades.

De lo contrario podríamos estar en la antesala de sucesos que, aun sin armas, son capaces de organizar los grupos que controlan el autogobierno penitenciario; y eso al menos provoca desazón y miedo entre los internos y sus familias.

No se sabe cuál será el nuevo modelo de gobernabilidad para los penales que tiene en mente el gobernador y las autoridades de seguridad estatal y federal, que cualquiera diría: cumplir la ley; pero la cuestión no es tan sencilla: se está frente a grupos organizados con mucha capacidad coercitiva y eso obliga a dar pasos seguros.

Lo bueno es que dio el primer paso, que logra bajar la tensión en el penal de Aguaruto, por una menor cantidad de armas en manos de los internos y eso puede ser el principio de recuperar los penales y ponerlos en manos de personal profesional y honrado, para evitar el sistema de privilegios que revela (pero no sorprende) que existan, pues hay una larga experiencia de que los penales en nuestro país se mueve con la lógica de la ganancia y, por eso, opera el principio de que en las cárceles: “tanto vales en cuanto tanto tienes”.
Cosa que, entre los presos vascos, resulta impensable.

Al tiempo.