RIONDA01052020V

Apuntes desde el encierro, III
Luis Miguel Rionda

Guanajuato.- Lo terrible de este periodo de aislamiento social es la imposibilidad de realizar muchos trámites que cada familia considera urgentes o muy importantes, como lo es la tramitación de la credencial de elector del INE. Todos sabemos que este documento, que surgió en 1990 junto con el IFE, se ha convertido en la identificación por excelencia en nuestro país, carente hasta entonces de un medio confiable para establecer la filiación del individuo, así como su ciudadanía. Ni el pasaporte, ni la credencial del IMSS, del ISSSTE, la licencia de conducir y el resto de los documentos de identidad, han logrado el grado de confianza ciudadana e institucional que esta cédula ha logrado. Además, su trámite es sencillo y no tiene costo alguno. Por eso es tan importante para el común de los y las mexicanas.

     Otros trámites están suspendidos, y es una monserga para todos. La administración pública mexicana está muy lejos del e-governement tan de boga en los países desarrollados. Muchos trámites –por ejemplo todo lo relacionado con trámites vehiculares, de registro de la propiedad y el comercio, registro civil, etcétera–, y demanda la presencia física del interesado, a veces de manera irracional y redundante.

     Un contraejemplo es el Sistema de Administración Tributaria, que ha avanzado enormemente en la informatización de sus procesos, que hoy permite efectuar a la distancia un montón de trámites. Incluso la tramitación de la firma electrónica, que antes había que tramitarlo en sus oficinas. Los bancos también son otro buen ejemplo; hoy es poco necesario acudir a sus sucursales si uno aprovecha las herramientas o aplicaciones disponibles.

     El aislamiento es un reto que nos ha obligado a desplegar imaginación y a aprender nuevas formas de trabajar desde lejos. Yo, como profesor, he utilizado las plataformas de gestión del aprendizaje desde hace muchos años –primero con
Blackboard, y ahora con Moodle–, pero hasta ahora he podido sacarles el mayor provecho, y combinar ese recurso con las alternativas para videoconferencias –Skype, Teams, Zoom, Meet– que garantizan el contacto visual y auditivo con los estudiantes. Es una dinámica diferente, pero no es tan mala, pues además queda toda actividad registrada, incluso grabada. En estos momentos donde las relaciones entre docentes y alumnos –sobre todo en nivel superior– atraviesa una crisis de confianza mutua, no es algo menor.

     En los tiempos de ocio que deja el Home Office, es curioso redescubrir en casa todos aquellos objetos que creíste perdidos: fotos, notas, prendas, monedas, plumas fuente, antigüedades heredadas, aparatos caducos y demás parafernalia que uno acumula a lo largo de la vida. Esos redescubrimientos me han llevado a desprenderme de muchos o a reordenarlos dentro de mi acervo personalísimo. Muchos son apoyos de la memoria individual y colectiva, y cuando se puede los he compartido con los míos vía remota.

     Es muy emocionante constatar cómo tu casa se ha convertido en una “caja del tiempo” involuntaria, pero conmovedora. La rutina laboral y de compromisos provoca que las personas vayamos dejando atrás los restos del pasado, y nos reeditemos en formas que nunca creímos en nuestra juventud. Pero al fin es parte de la construcción de una personalidad, dentro de un ethos social que también cambia, como lo ha hecho México y Guanajuato en estas últimas seis décadas, las que me ha tocado bien vivir…

(*) Antropólogo social. Consejero electoral del Instituto Electoral del Estado de Guanajuato. Profesor ad honorem de la Universidad de Guanajuato. luis@rionda.net – www.luis.rionda.net - rionda.blogspot.com – Twitter: @riondal