Monterrey.- Hace un mes comencé una amistad por Instagram nada menos que con una ex Miss Colombia. Se llama Daniella Álvarez. En un principio no le dije nada a mi pareja Ericka. Así lo decidí por voluntad propia. Mi empatía con Daniella fue instantánea. Digamos que hubo química porque conozco a fondo lo que vive esta treintañera bellísima, sumamente inteligente y a quien le gusta bailar bachata (los pasos de la bachata son muy difíciles de trazar).
Hace un par de semanas, una tarde cualquiera, se lo confesé directamente a Ericka. Le dije que me escribo seguido con Daniella y mi nueva amiga suele contestarme con afecto y simpatía. Para mi sorpresa, Ericka se lo tomó con una sonrisa y me advirtió que ya lo presentía porque leyó el caso en redes. Desde esa tarde mi pareja también le escribe a Daniella y se han vuelto amigas virtuales, porque ambas saben de moda y diseño de imagen. Se entienden perfectamente.
Antes de yo conocerla, en mayo de este año, Daniella fue a un chequeo médico de rutina. Le detectaron un pequeño quiste benigno en el estómago. La operación fue ambulatoria y resultó un éxito, de no ser porque el pequeño quiste se alojó cerca de la aorta. Tuvieron que ponerle un injerto. La segunda intervención también fue un éxito. Pero a los pocos días, el organismo de Daniella rechazó el injerto. Se le formó una isquemia.
La falta de irrigación sanguínea le provocó a Daniella que se le paralizara la pierna izquierda. Tuvieron que regresarla de urgencia al quirófano. Ahí los cirujanos junto con la paciente tomaron la decisión extrema de amputarle la pierna. Daniella volvió a la vida mutilada, sin poder caminar.
No tengo por qué recordar que mi sobrino Carlos sufrió un viacrucis semejante. En un paseo por Six Flags, a causa de una falla mecánica, mi sobrino cayó de la rueda de la fortuna, desde una altura de ocho metros. Fue un milagro que sobreviviera. El mismo día en que operaron a Daniella en Colombia, a mi sobrino Carlos lo operaron casi de lo mismo en Monterrey (fue su doceava operación).
Pero ayer, para tristeza de Ericka y mía, nos enteramos que a Daniella, nuestra amiga virtual, tendrán que amputarle la otra pierna. Los cirujanos se la cortarán en los próximos días. La isquemia es un maldito enemigo, cruel y testarudo. Sin embargo, tanto mi sobrino Carlos, como Daniella, son seres humanos excepcionalmente valientes. A los dos les gusta bailar y van a subirse a la pista de cualquier forma, con prótesis, andadera o con apoyo de un bastón. Como sea, seguros de que la esperanza es invencible. Aprendamos de ellos.
*Eloy Garza González es politólogo, abogado, maestro en Letras por la UNAM y máster en Tecnologías de la Información por la Universidad Oberta de Cataluña.